Por un fenómeno cultural o por pura coincidencia histórica, los dominicanos nos  hemos acostumbrado a muchas cosas, que si bien las resentimos y reclamamos su solución; al mismo tiempo las  aceptamos como males necesarios o causas imposibles.

Sin embargo muchas de ellas tienen solución y lo único que ha faltado para lograrla es voluntad política decidida.

Sobran ejemplos de que cuando un gobierno se traza una prioridad y quiere alcanzar algo, siempre lo logra.

El problema de la población en un país de tantas carencias como este, es que son tantas las cosas que necesita, que los esfuerzos muchas veces se dispersan, lo que unido a la falta de  voluntad  del sector público; provoca un marasmo en el que los temas lejos de avanzar se arrastran indefinidamente para frustración de muchos.

El gobierno identificó cual era su fuente de recursos más importante y logró en 8 meses un acuerdo con la Barrick, que aunque requiere ahora de sanción congresual desde ya le da la tranquilidad al Presidente Medina de que tendrá los fondos a que aspiraba  para la consecución de sus planes y el éxito de los mismos.

Independientemente de las expectativas y posiciones que pudiera haber en torno a este tema, era previsible que se llegaría a algún acuerdo que entrañaría la entrada de ingresos importantes en la presente gestión de gobierno. Por eso algunos advertimos desde el inicio, que lo más importante era no quedarnos atrapados dentro de la trama y comenzar a debatir sobre el destino de los ingresos de la mayor inversión que a la fecha hemos tenido.

Si bien son muchos los problemas que existen en el país, es importante que un gobierno como este, que se proclama diferente, defina prioridades y dedique sus mayores esfuerzos a que al menos uno o algunos de esos problemas puedan, sino estar remediados al término de su mandato, como mínimo tener avances significativos en la vía correcta hacia su solución.

Debemos tomar conciencia de  que no importa la cantidad de recursos que fluyan, si no se utilizan de la forma más inteligente, habrán aliviado algunas necesidades,  servido para los planes políticos de algunos o para enriquecer a otros; pero no serán causa eficiente de la solución de algunos de nuestros problemas fundamentales de forma que nuestro país pueda tener un salto exponencial, gracias a la eliminación de algunas de los lastres que mantienen anclado nuestro desarrollo.

Como sociedad nos hemos acostumbrado a caminar con muchas piedras en el zapato, que aunque nos incomodan y hacen desangrar, seguimos cargando: un pésimo servicio de energía eléctrica, precarios y deficientes sistemas de educación y salud, caos total del transporte público y la circulación vial, altos niveles de informalidad y desempleo, un déficit cuasi-fiscal de alrededor de RD$50,000 millones, una corrupción que acogota cualquier esperanza.  Llegó la hora de comenzar a sacarnos al menos algunas de esas piedras y la única forma de que suceda es hacerle entender al gobierno, que no puede desperdiciar  la oportunidad que le brinda estos nuevos recursos para hacerlo.