Nueva York.-Rudy Giuliani, como alcalde neoyorquino, anticipó lo que sería Donald Trump presidente, porque Rudy, como Trump, es arrogante, impertinente, petulante, intolerante, mitómano y grosero, pero sin dinero.
Rudy no “controló” la delincuencia neoyorquina, es un falsario, un sicofante que inventó esa mentira, y ahora la mercadea, pero sólo funciona dentro de su cabeza.
Cuando Rudy llegó a la alcaldía, las políticas de su antecesor, David Dinkins, reducían la delincuencia considerablemente.
En Santo Domingo Rudy propone combatir la corrupción para controlar la delincuencia, correctísimo, pero aquí hizo lo contrario.
Rudy impuso la fatídica política policial del “broken window” (ventana rota). Persiguió con saña los pequeños delitos de los pobres, como romper ventanas, las consideraba “el inicio de grandes crímenes”, aún sufrimos sus corrosivos efectos.
Rudy llenó las cárceles privadas con nuestros jóvenes negros y latinos, criminalizados por fumar marihuana.
Nadie criminalizó ni encarceló más dominicanos que Rudy.
Como alcalde, impuso un estado policial sádico y criminal sobre los pobres.
En 1994, un policía ahorcó a Anthony Báez, un chico boricua, que jugaba futbol en una calle de El Bronx.
En 1997, en un cuartel de Brooklyn, machucaron al inmigrante haitiano Abner Louima, y lo sodomizaron con un palo de escobas.
En 1999, en El Bronx, una patrulla acribilló con 41 balazos a Amadou Diallo, un inmigrante africano desarmado.
Aplicando el “broken window” la policía ahorcó a Eric Gartner en Staten Island el año pasado, vendía cigarrillos al detalle.
La “genialidad” de Rudy contra la delincuencia fracasó en México, también fracasará en la República Dominicana.
Decir que Rudy controlará la delincuencia dominicana es mentir, ocultando nuestras intergalácticas desigualdades económicas que generan la delincuencia.
Rudy es un pantallazo.
Presentando a Rudy como “solución”, la oposición confiesa que no tiene planes ni propuestas serias contra la delincuencia.
Rudy es mala noticia.