Todos sabemos que en cada sociedad hay disímiles problemas como también diferentes visiones para enfrentarlos, y en cuando se trata de asuntos políticos, las cosas tienden a complicarse aún más a causa de las distintas posturas que cada cual asume, – casi siempre conforme a sus intereses particulares, que suelen ser contrapuestos al interés de la sociedad-, por lo que se hace vital aprender a negociar y pactar cuando se identifican situaciones susceptibles de desembocar en inútiles conflictos que en nada benefician a la sociedad.

En tiempos que creíamos ya pretéritos, “la sangre tuvo que llegar al río” en nuestro país para que tuviera que impulsarse un acuerdo de convivencia política pactado entre los principales líderes de los partidos con representación en los ayuntamientos,  que por sus características salomónicas había prevalecido hasta hoy, siendo un factor de conciliación, contención  y moderación de ambiciones políticas desbordadas, que debido a la existencia de este acuerdo no escrito, pero sí respetado, se mantenían dentro de sus cauces.

Hasta ahora, la existencia de dicha regla no escrita, perode tácita aceptación por todos, le conferíaa este acuerdo un carácter de ley. Es bueno precisar que no hacía falta que dicho acuerdo estuviera rubricado por las firmas de los líderes de los partidos políticos para que se acatara como tal, porque lo pactado entre las partes es ley entre ellas, y porque este inteligente acuerdo estaba escrito en el pragmatismo, en la prudencia, en la conciencia y en el más alto sentido de la convivencia políticapacífica, para evitar así conflictos sangrientos como los acaecidos en varios ayuntamientos del país en el pasado, y que fueron los que motivaron a que se instaurara la consabida regla, mediante la cual los presidentes de la salas capitulares pertenecen al mismo partido político que los alcaldes electos, lo que facilita desarrollar en armonía las labores municipales.

Se trata, de la famosa la lucha entre el huevo y la piedra, donde todo el mundo sabe quien lleva las de perder

Si había algo que impedía que la concentración del poder en un solo partido fuera menos desequilibrada y que actuaba como mecanismo de contención del apetito voraz que provoca el poder, era esta regla que ahora el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y su aliado, el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), se niegan a respetar, provocando con  ello que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se sienta con manos libres, para lanzarse, con todos los recursos del poder en sus manos, como resultado de la propia incompetencia de la oposición, a acaparar también los pocos espacios que aún no dominan, y que  la oposición, reflejando una visión obtusa de la historia,le está brindando en bandeja de plata al PLD.

De modo, que en esto de querer arrebatar la presidencia de las diversas alcaldías pasando por encima a esta vieja “regla de oro” que ya había sentado precedentes y tradición política, equivale a una declaratoria de guerra en la que la oposición saldrá perdedora, y porque estarán librando una lucha muy desigual, porque sus armas son de bajo calibre, sus comandantes inexpertos, divididos y mal entrenados,  y no podrán por tanto responder a la artillería de un partido político inteligente, conocedor de  para qué se tiene el poder del Estado, exponiéndose así  a ser avasallados por los que tienen el control del poder.

Quiero decirle a mis amigos del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y del Partido  Reformista Social Cristiano (PRSC) que su postura no es inteligente, y que luce más bien aventurera y temeraria,  ya que le supone un choque frontal con el partido de Gobierno, que es el que mejor ha dado cátedras de cómo se usa el poder, y que esas lecciones las han debido aprender.

Pienso que los líderes de la oposición están actuando con esa actitud de confrontación, porque están haciendo una mala interpretación de la historia. Porque cuando se analiza a profundidad la situación, nos damos cuenta de que la correlación de fuerzas de las alcaldías no es tal, que fácilmente puede ser alterada por los medios de que dispone el partido del poder. Se trata, de la famosa la lucha entre el huevo y la piedra, donde todo el mundo sabe quien lleva las de perder.

Quien anda todavía en un pequeño carrito, no debe de cometer el error de colocarse en la misma vía del tren, ni se le puede atravesar a una patana en el camino, pues resultará destrozado y hecho pedazos. En este sentido, lo mejor que pueden hacer los partidos de la oposición es tratar de alcanzar acuerdos políticos y decisiones consensuadas, respecto al asunto de las presidencias de las salas capitulares de las alcaldías o ayuntamientos.

Violentar la citada “regla de oro” hasta hoy respetada, augura serios conflictos ytensiones al momento de constituirse las sesiones donde se elegirán los presidentes de las salas capitulares. Esto, a juzgar por los precedentes que tenemos antes de la aplicación automática de la referida regla, y no debemos de retrotraernos a fatídicos tiempos del pasado.

Quiero finalmente dejar constancia aquí, de mi preocupación, de que roto el equilibrio en las salas capitulares de las diferentes alcaldías del país, se aflojen las amarras de las ambiciones naturales de nuestros regidores electos, y entonces tengamos que contemplar impotentes el correr de los corceles de batalla montados por los jinetes de la pasión y  los intereses desbordados, haciendo saltar por los aires la paz social de los diferentes municipios del país.

Es por lo anterior, que hago un llamado desde el fondo de mis más íntimas convicciones políticas, para que no permitamos que la natural resaca que deja en el alma la derrota política, la convirtamos en arma, para dañar,  a nuestra de por sí, precaria democracia.