El título de este artículo es homónimo de un grupo de conversación por WhatsApp al que pertenezco.  Lo que se abrió como una conversación en torno a una celebración puntual se mantuvo con intercambios de ideas que se siguió alargando y cuando ya era ridículo seguir usando el nombre que le dio origen a la conversación en la palestra pública estaba la discusión en torno a la liga dominicana de béisbol, razón por la cual el nombre cambió. 

A mí me ha gustado el título porque tiene una connotación de sobrepasar expectativas.  Y eso, precisamente. es lo que está sucediendo en algunos aspectos del trabajo a favor de la conservación ecológica.  Dado que el activismo reciente ha logrado despertar gran atención, algunos señalamientos críticos van el sentido de que la atención al fenómeno puede ser tan efímero y trivial como una moda vestimentaria más y de que los discursos anticapitalistas podrían adueñarse de un problema que tal vez no es tan real.

Sin embargo, tres iniciativas dominicanas muy originales de diseño de productos que aspiran a ser sostenibles y rentables a la vez están rompiendo la liga en cuanto a capacidad de respuesta frente a la preocupación medioambiental y social.  En primer lugar está la empresa AlgeaNova, basada en el este del país, que transforma el sargazo en compost para la agricultura y en platos desechables, matando dos pájaros de un tiro. Hay limpieza de playas y reciclaje en un mismo movimiento que además tiene vocación de arrojar beneficios económicos.

En segundo lugar está por iniciativa de María del Mar Mella, hija de la periodista Ana Mitila Lora, en el 11 arrondissement de París, The Naked Shop, una tienda de jabones diseñada para que no haya desperdicios. Los clientes adquieren el primer envase bajo consigna y en compras sucesivas simplemente rellenan los recipientes.  Todo esto tratando de que los mismos productos que son vendidos sean adquiridos a fabricantes que se encuentren a proximidad física para evitar desperdicio de recursos en transporte.  Un modelo ideado para hacer rentable la conservación y que si fuese replicado por muchos, significaría un impacto medioambiental significativo. María del Mar, en este caso, le está haciendo honor a la herencia de su padre arquitecto porque un proyecto de esta naturaleza implica mucha atención al diseño y a la coordinación de la producción.

En tercer lugar, está la Cacaoteca, cuya fábrica está actualmente en Gascue, ganador de reconocimiento por su calidad en Inglaterra en este año 2019, y que produce chocolates con métodos de cultivo biológico del cacao, que pone en valor los paisajes nacionales y que integra personas con discapacidad en su proceso de empaque.

En cuanto a la intrascendencia en el tiempo, se recordará que la primera Cumbre de la Tierra se celebró en Estocolmo, en el año 1972, cuando los padres de la activista Greta Thunberg apenas tenían dos y tres años de nacidos.  Se trata ya de dos generaciones que han vivido con esta situación en su consciencia.  Pero el verdadero ejemplo que rompe la liga en términos de antigüedad de la preocupación vino siete años después, cuando el recién elegido papa Juan Pablo II, nombró a San Francisco de Asís, cuya efeméride se celebra precisamente hoy, cuatro de octubre, como patrono de la ecología en razón de la conciencia que tuvo este hombre de vivir en un mundo compartido con las demás especies y que había que cuidar. La “moda” tendría casi 1,000 años.