Recientemente vi el documental Get Me Roger Stone de Netflix. El cual trata sobre la decisiva influencia que Roger Stone ejerció en la definición y asunción política de Donald Trump. Roger Stone trabajó, a los 20 años, con Richard Nixon, y, a pesar de que estuvo vinculado al escándalo de Watergate, logró mantenerse vinculado al Partido Republicano. Desempeñó un rol clave en la primera victoria de Ronald Reagan. Luego del triunfo de éste, montó la que se considera la primera gran oficina de cabilderos en Washington D.C. El mismo Stone reconoce que creó aquella empresa para "hacer montañas de dinero" cobrando a líderes mundiales y empresas estadounidenses por acercarlos al presidente Reagan y su entorno. Fue clave, también, en los triunfos de Bush padre y Bush hijo. Con este último, jugó un crucial papel en la estrategia que armaron los republicanos para que el determinante conteo de votos en la Florida los favoreciera en detrimento de Al Gore.

El mérito de Stone queda explicitado en el documental: es un tipo sin escrúpulos que conoce la mentalidad estrecha, reaccionaria y racista del americano blanco promedio. Con Nixon, dijo, descubrió el valor de la descalificación del rival (aun mintiendo) y el jugar a todo o nada para efectos del votante blanco de clase trabajadora. Otra cosa valiosa que aprendió, sostiene, es que para el blanco promedio las élites intelectuales, mediáticas y políticas liberales son lo peor (incluso peor que negros, latinos y musulmanes). Con Reagan esa fue la clave para ganar pues se mostró como “el candidato del pueblo que acabaría con el establishment”, muestra el documental.

Roger Stone es amigo y consejero de Trump desde principios de los 80. En 1988 le propuso se lanzara a la presidencia. Trump no quiso porque consideraba los negocios "más divertidos que ir a Washington." Para Stone, Donald Trump siempre ha sido el prototipo de hombre fuerte que “cambiará la historia de Estados Unidos y del mundo”. Dice en el documental, que, por décadas, indirectamente, lo estuvo asesorando y preparando, a la vez que aprendía de él, para que algún día fuera presidente.

Stone fue quien convenció a Trump de que la clave para ganar la primaria republicana, y posteriormente, al candidato demócrata, estaba en conquistar las emociones del votante blanco. Y para ello, lo fundamental era hacer una campaña sucia y dura contra los candidatos republicanos, y después contra los Clinton señalándolos de “delincuentes”. Repetir mentiras y descalificaciones, sin importar la reacción de los medios hegemónicos, puesto que el votante blanco promedio se “informa” más a través Breibart News (sitio web dedicado al supremacismo blanco) que con CNN por ejemplo. Cuando Stone le puso esos datos a Trump sobre la mesa, el hoy presidente de Estados Unidos se dio cuenta que la llave de Casa Blanca estaba en mentir pues todo lo que dijera sería asumido como verdad por el votante que debía convencer. Al mismo tiempo, debía Trump animar, una veces indirecta y otras directamente, el nacionalismo blanco "herido" por la presencia latina y negra crecientes.

Este documental, muy bien concebido, aunque algo repetitivo, es un excelente y hasta didáctico instrumento para entender ese estadounidense blanco ultramontano, ignorante y reaccionario que puso a Trump en la Casa Blanca. Del mismo modo, da cuenta, con gran claridad, de lo sucia que es, en su fondo, la política en Estados Unidos. Toda la suciedad que hay detrás de una candidatura presidencial: las traiciones, la lógica de subir destruyendo al rival, el dinero sin control que se invierte en candidatos y la manipulación de las masas; sobre todo de la masa blanca que, en el contexto de su enorme ignorancia y racismo grotesco, considera anti establishment un billonario sin escrúpulos que dice lo que ésta quiere escuchar.

Estados Unidos es un imperio decadente, enfermo, internamente fracturado entre la todavía mayoría blanca que se aferra el esencialismo puritano y anglosajón para reivindicar su nacionalismo, y una serie de segmentos demográficos en aumento numérico que ven el mundo muy diferente. Tal vez, el discurso de recuperación de la clase media (como dije en mi artículo sobre el triunfo de Trump: http://acento.com.do/2016/opinion/8401093-la-eleccion-donald-trump-triunfo-del-americano-blanco/) es de lo poco que une, como una suerte de significante vacío laclausiano, al blanco del interior del país con otros grupos. Fuera de eso, Estados Unidos es una sociedad altamente polarizada constituida por gente que se odia entre sí y que, en efecto, lo que la mueve a votar cada cuatro años es, sobre todo, el odio al otro diferente.

Roger Stone, un norteamericano blanco, rico e inescrupuloso, desde una habilidosa mirada política a su país, entiende eso perfectamente y he ahí su éxito. Es el tipo de estadounidense despreciable que ve la vida como una competencia de ganar o perder sin mediar ninguna valoración de humanidad. Es cuestión de tiempo para que, esa sociedad de consumo y sujetos teledirigidos, implosione dadas sus contradicciones internas estructurales y culturales y el racismo que aglutina su todavía mayoría blanca, el cual chocará, en su momento, de forma violenta seguramente, con grupos que ya se están movilizando contra la supremacía blanca.