Para el adecuado vencimiento de la fragilidad que se evidencia en nuestras estructuras y fuerzas productivas, como los preocupantes niveles de atrasos socioeconómicos que afectan a los habitantes de nuestras comunidades rurales y de las provincias de sus entornos, las estrategias formuladas por la dirección técnica del Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), definen como una tarea vital para el Estado, los partidos políticos y las demás instituciones, la motorización y ejecución de una revolución tecnológica, industrial y social, para facilitarle a nuestra nación la plataforma que necesita, para encontrar la ruta hacia el desarrollo sustentable y permanente.

Para alcanzar felizmente dichos propósitos, las referidas estrategias contemplan, que la República Dominicana está obligada a encauzar correctamente su desarrollo, sobretodo, por el rol que deben jugar sus áreas agrícolas en la solución de los problemas alimenticios que atentan contra la población mundial y la de nuestro propio país, por tanto, le es de importancia capital, lograr un mejor ambiente social y estructural para los productores y trabajadores agrícolas y sus familias.

Respecto a lo cual, llaman entender que la solución a los graves problemas que obstaculizan el progreso social y económico en el campo dominicano, deben ir más allá de la asistencia financiera que el gobierno central y otros sectores puedan ofrecerles a determinados núcleos en la producción agrícola, en razón de que, su real remedio, está en la debida promoción como seres humanos, que requieren la personas que residen en nuestros campos, por medio de cambios profundos del habitad en el que viven.

Visualizan en dicho sentido, ver las zonas rurales y los recursos que las mismas detentan, como columnas esenciales del futuro de nuestra nación y de la supervivencia presente y futura de los dominicanos y dominicanas, debiendo pues dotarnos de la correcta óptica para generar una revolución social y económica, que mejore sustancialmente las condiciones de vida de quienes las habitan, y a su vez, que acelere en ellas el surgimiento de un mejor sistema de producción y comercio, para así lograr la consolidación que ameritan nuestras fuerzas y estructuras productivas.

Adicionando, que para lograr los objetivos propuestos y con ellos un mayor grado de bienestar para las poblaciones rurales y las zonas urbanas vinculadas directamente a éstas, corresponde tomar medidas inteligentes que nos garanticen un desarrollo tecnológico, industrial y agroindustrial, que facilite insertarnos con eficiencia en los mercados internacionales, sobretodo, en Haití y los demás países adyacentes al nuestro.

Los lineamientos estratégicos del CRD, asumen para hacer factibles las metas del encauzamiento de la revolución tecnológica, industrial y social propuesta, se debe utilizar como plataforma vial, la edificación del Aeródromo Múltiple del Nordeste, el Ferrocarril Internacional Nordeste-Dominicana-Haití y además las estructuras de desarrollo que requieren las provincias del Nordeste y el Cibao Central, como las de otras zonas rurales del país.

Contempla como parte fundamental en dichos objetivos, la conversión de las regionales del Ministerio de Agricultura en viceministerio de producción y de biotecnologías, además, un mejor uso de los Puertos de Arroyo Barril, de Manzanillo y de Puerto Plata, con la puesta en operación en los mismos de flotas mercantes.

Asimismo, la conversión de las diversas zonas francas en plantas agroindustriales y centros biotecnológicos, teniendo entre sus principales soportes el Aeródromo Múltiple del Nordeste, el ferrocarril internacional y un corredor vial conformado por la avenida de circunvalación de San Francisco de Macorís, la carretera ecoturística y de comercialización Cotuí-San Francisco- Río San Juan y una vía expresa Samaná-Nagua- San Francisco-Tenares –Salcedo-Moca-Santiago.

Además, asumen como parte de la plataforma, el levantamiento de la Presa del Alto Yuna, el proyecto agrícola e hidroeléctrico de la presa de los ríos Boba-Bagui y la plena ejecución del proyecto agropecuario Aglipo en el Bajo Yuna, así como, la implementación de las estrategias formuladas por el CRD, tendentes a desarrollar nuestros campos y las diversas poblaciones urbanas del país que conforman sus entornos.

El rumbo que es sugerido por el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), a ser plasmado por medio de una revolución tecnológica, industrial y social en el campo dominicano, se trata de un reto al cual debemos abrazarnos todos los componentes de las sociedad dominicana, para aprender a valorar los recursos que él detenta y que son las garantías de nuestras vidas y las de futuras generaciones, como también, factores primordiales para guiar a nuestra nación hacia mejores horizontes.