Este 27 de febrero de 2019 se han cumplido 175 años desde el establecimiento de la República Dominicana como nación ¨¨independiente¨¨. Se habla de que dicha independencia se estableció al finalizar la ¨¨dominación haitiana¨¨ que tuvo lugar desde el año de 1822 hasta el 1844. Y se dice que se alcanzó la independencia y la soberanía. Independencia porque ocurre separación entre dos naciones, pero soberanía, como el hecho de ejercer la autoridad en un determinado territorio, en este caso, el conformado como dominicano. 

La preocupación que me gustaría externar es la del establecimiento de ciertas verdades incuestionables, cuando es muy fácil observar una realidad completamente divorciada de los discursos oficiales. La conformación de la historia y la cultura son procesos complejos y pienso que se ha enseñado de manera parcializada, por decir lo menos, el tema del conflicto de poder entre los colonialistas, representados por Pedro Santana, y los independentistas, representados por Juan Pablo Duarte.

Más bien, rompiendo con el discurso oficial y tomando las propuestas que nos brinda un cuestionamiento de lo establecido en las ideas de la colonialidad del saber que promueven los intelectuales latinoamericanos del Grupo Modernidad Decolonialidad, me parece que sería justo plantear que los patriotas haitianos perseguían abolir la esclavitud en toda la isla y en la forma que fuera posible, liberar el territorio de la situación de dependencia y colonialidad de la que no se pudo librar, justamente, por combatir a los haitianos que luchaban por la independencia junto con Duarte.

Las vicisitudes sufridas por el Patricio son la más clara evidencia de que la ideología de los colonizados, que no es lo mismo que los colonizadores, valga la aclaración, no permitiría que la parte española de la isla fuera un país independiente y soberano, costara lo que costara. Y los consiguientes sucesos históricos lo probarían, cuando se enfrentó la anexión a España promovida por el mismo que tomó las riendas al momento de terminar la ¨¨dominación haitiana¨¨.

Diversas son las causas que han obstaculizado un real establecimiento de la independencia y la soberanía dominicanas, y no son un secreto para nadie: el racismo, la hispanofilia, la posición geopolítica y los recursos naturales y humanos de nuestro territorio. Y ya luego que el coloso del norte sustituyó a España en las ansias de dependencia de los sectores colonizados, ello les mantendría y alimentaría sus posiciones de poder económico y político que llevaría a la ocupación de los años 1916 al 24, para ya no abandonar su dominio, que a pocos les hace tanta roncha como el haitiano.

Basta mencionar cómo con cada nueva administración de la Embajada de Estados Unidos en nuestro país, el representante de esa legación diplomática pasa revista a todas y cada una de las instituciones estatales claves, como la Presidencia, el Congreso, la Suprema Corte de Justicia y la Procuraduría, la Junta Central Electoral y a nadie le llama la atención, asumiéndolo como lo normal o que así debe ser. Yo me pregunto por qué no va el embajador de Nepal, Namibia o Burundi, el de Uruguay o Laos a hacer esas mismas ¨¨visitas de cortesía¨¨ si tan corteses son los diplomáticos en nuestro país.

Me da mucha pena decirlo, pero no somos una nación independiente ni soberana, por más 27 de febreros que pasen. Y los representantes diplomáticos de Estados Unidos no dejarán de controlar nuestras instituciones por eso. Sólo pretendo que nos miremos un poco al espejo y nos cuestionemos sobre lo que somos realmente, para saber qué es lo que queremos o quisiéramos ser. Trabajemos por ello.