Samuel Huntington trabajó el tema de las sociedades desgarradas que Egipto vive en carne propia.  Una parte minoritaria del país quiere parecerse a los europeos, vivir como ellos y odian con toda su alma a la otra minoría de formación islámica que rechaza ese camino y propone y persigue implantar los valores del Corán según la interpretación sunita de este. Entre ambas minorías, una población que oscila entre lo que ambas representan. Por encima de los tres, un estamento militar y policial con intereses creados, totalmente dependientes de la ayuda externa y en medio de una región volátil y compleja. Pero hay un extravío frecuente con el islamismo. No es ni como dicen, ni como creen proponentes ni adversarios. El Islam es la envoltura religiosa de un problema social. El Islam, como consigna Bruno Etienne, es la religión e ideología de los pobres.

Los islamistas egipcios ganaron las elecciones del año pasado y lo hicieron en buena ley. Igualmente habían ganado en buena ley los de Hamás en Palestina en el año 2006 y los del FIS de Argelia en 1992. EEEUU y Europa dijeron que no y obraron en consecuencia. Los militares en Argelia y Egipto y los israelíes en Palestina respondieron con sangre y fuego. Los que ayer ganaron las elecciones fueron y son condenados como terroristas por quienes ejercen el terror de hecho. Ironía trágica. No importa. Según Robert Fisk, periodista del diario “The Independent” de Londres, el más veterano y mejor informado en todo el Oriente Medio: “de ahora en adelante ¿cuál islamista creerá en luchar en la legalidad por las victorias electorales”?

No hay necesidad de responder la pregunta.

Las matanzas repetidas de las fuerzas de seguridad egipcia han producido miles de víctimas y 628 muertos en un solo día. Solamente la masacre de la Plaza Jaled en Tehrán en septiembre de 1978 la supera. Meses después de aquel hecho Khomeini, un clérigo chita mejor conocido por el rango de Ayatollah arribó a Irán, derrotó al Sha, su Savak y su ejército e instauró la primera teocracia del siglo XX. Sería simplista predecir semejante desenlace para Egipto, pero sugiero que se tome nota de lo siguiente:

Los proccidentales de Egipto aplauden desde los balcones la matanza de civiles en las calles. ¿Estarán dispuestos alguna vez a dar su sangre y no solamente el aplauso?  Los islamistas están dando su sangre y prometiendo más.

Los golpistas han cruzado un umbral. Para ellos no hay marcha atrás. Ni toda la destreza israelí, ni la infinita hipocresía europea ni la contradictoria e inservible política de los EEUU podrán darle legitimidad al régimen nacido de tanta sangre.  Quizás intentarán una lavada de cara pero no habrán elecciones donde pueda ganar la Hermandad Musulmana. Mubarak lo sabía y por eso no los dejaba participar por eso al final lo derrocaron. Habrá pues mas violencia y esa violencia buscará venganza no solamente en los golpistas sino entre sus patrocinadores y cómplices. La espiral se acelera y los gobiernos tendrán nuevas excusas antiterroristas para cercenar libertades públicas en todas partes. Egipto tiene 83 millones de habitantes. Entre 2011 y 2012 hubo 5 votaciones en Egipto, dos referéndum y tres elecciones y todas las ganó la Hermandad. Todos los predecesores de estos golpistas trataron en vano de aniquilar a los islamistas y liquidar la hermandad. Nasser ahorcó a Sayyid Qubt ideólogo de la Hermandad Musulmana en 1966 y Mubarak asesinó islamistas durante 30 años para evitar que un islamista radical  lo asesinara a él como hicieron con Sadat su predecesor. No pudieron destruirlos. ¿qué les hace pensar que ahora podrán?

Las elites del mundo musulmán pro occidental, sus déspotas, las monarquías maquilladas no representan a nadie sino a sí mismas. Los sauditas inyectaron 5 mil millones de dólares a los golpistas de Egipto para que se enfrenten al tímido reproche de EEUU. Es muy probable que los golpistas conserven el poder, por ahora. Pero el Medio Oriente está en llamas y Occidente acaba de atizarlas. Todos viviremos en mayor inseguridad y con menos libertades cuando, de la Hermandad Musulmana, empiecen a brotar las acciones desesperadas de millones de personas que votaron por ellos porque les dijeron que se podía ir a elecciones, que solamente debían portarse bien y tener confianza y fe en la democracia. Todos los que creyeron en la democracia, están desautorizados. Los egipcios “modernos” van a pagar un precio terrible y mucha, pero mucha mas sangre será derramada.

Debemos añadir un nuevo país a la lista de conflictos insolubles.

Un nuevo caso a la miopía de Occidente.

Una nueva víctima del sionismo israelí que tiene en Egipto el éxito que le ha eludido en Turquía donde han tratado de deshacerse de Erdogan y su islamismo.

Un nuevo ejemplo del poder que se quita la máscara en todas partes.  Ese mismo Erdogan, viendo las barbas de su vecino arder, pone las suyas en remojo.

Nada se oculta. Todo está a la vista y a la franca.

El mundo ha de ser Occidental o no ser. Eso creemos nosotros con arrogancia.

Gilles Keppel dijo: el siglo XXI será religioso o no será.

El capitalismo corporativo no tiene nada que ofrecer a esta humanidad.

Entre los polos norte y sur que el calentamiento global derrite veloz una franja enorme y descomunal de mundo que arde. Solamente no sabemos cual de las dos catástrofes nos alcanzará primero.