Nueva York.-Dos legisladores estatales neoyorquinos reviven la idea de unificar a Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana. Guillermo Linares, el primer dominicano electo a una oficina política estadounidense, y José Rivera, el primer boricua en dirigir una poderosa maquinaria política neoyorquina reviven el antillanismo.
Linares y Rivera ya han colaborado exitosamente para resolver problemas puertorriqueños y dominicanos. Juntos lucharon contra la contaminación en Haina, ahí construyeron una escuela y un parque donde una vez hubo una empresa contaminante. Ellos le dieron peso político al movimiento que expulsó a la marina estadounidense de Vieques, Puerto Rico.
Linares y Rivera invitaron académicos, funcionarios públicos y periodistas cubanos, dominicanos y puertorriqueños para discutir la necesidad de articular respuestas conjuntas a los problemas comunes de las tres islas.
Y tienen razón.
Linares y Rivera están del lado de la historia. El Caribe deja de ser la frontera imperial magistralmente descrita por Juan Bosch. Ya Cuba no es “territorio soviético” y Puerto Rico tiene menos influencia estadounidense. Sin los imperios, solo quedarán los pueblos cubanos, dominicanos y puertorriqueños, plantearon durante la conferencia Somos el Futuro, en la legislatura estatal de Albany.
La idea de una Latinoamérica unida la perfeccionan Simón Bolívar y Alexandre Petión, el primer presidente de Haiti.
Gregorio Luperón levantó esa antorcha llamando a unificar las Antillas contra poderes imperiales. Los puertorriqueños Pedro Albizu Campos y Baldorioti de Castro recorrieron el archipiélago predicando ese evangelio antillanista.
Eugenio María de Hostos, un boricua, educó a los dominicanos; Máximo Gómez, un dominicano, liberó a Cuba. Y José Martí, tras vivir en Estados Unidos proclama: “Viví en el monstruo, conozco sus entrañas”.
Ahora Linares y Rivera se proponen construir la patria de Bolívar en las entrañas del monstruo de Martí. El destino, y su amante la historia, tienen un perverso sentido del humor.