Fue creada por Trujillo, en 1936, como instrumento político de vigilancia y represión, análoga al aparato militar, cuyos mismos rangos ostenta. Nunca ha contado con el apoyo y la simpatía de la ciudadanía, a la que debe proteger y con la que debiera siempre contar (y en vez de admiración, siempre ha causado temor). El macuteo, la venta de protección y la complicidad delincuencial (todo combinado con los salarios de hambre de la mayoría de sus 40 mil integrantes) han sido prácticas “naturales”… ¿Qué dicen? ¿Reformar eso?…¡No, hombre!…Hay que disolver la Policía Nacional y rehacerla totalmente como órgano civil.