El Presidente Barack Obama debe actuar con rapidez, decisión, y sin distracción, para asegurar la reforma migratoria. Hay que introducir una propuesta en el congreso cuanto antes. Los grandes proyectos arrancan iniciando el gobierno, como su reforma sanitaria.

Ronald Reagan promulgó la reforma migratoria del 1986 justamente 18 meses después de introducirla al Congreso, inició su segundo período en enero y la presentaron en mayo.

Obama debe arrancar ya.

Muchas posibles distracciones acechan. El control de armas y cambio climático son importantísimos pero no pasarán ahora.  Y los equilibrios politicos son frágiles, todo puede cambiar en un segundo.

El principal tema en la agenda de George W. Bush cuando leía un libro en una escuela de Florida, era la reforma migratoria.

Ese 9-11 cambió su agenda.

Arde el Sahara, combates en Mali y Argelia; la India y Pakistán se amenazan de manera abierta con usar armas nucleares. Corea del Norte sigue sus pruebas nucleares, Irán avanza hacia su bomba, y Siria casi envuelve todo el volátil Oriente Medio. Cualquiera de estas cosas puede imponer un cambio de agenda.

Luego de que los latinos votaran en bloque para reelegir a Obama, un sector republicano tomó la causa de los inmigrantes. Los hijos de dos inmigrantes, Obama de un africano y el senador Marco Rubio de un cubano, se disputan cual presentará la mejor propuesta.

Los republicanos prejurásicos que perdieron con Mitt Romney disienten de Rubio, no aceptarán legalizar 11 millones de posibles votos demócratas, éste tema puede dividir el Partido Republicano.

El momento es ahora.

Con la reforma migratoria Obama puede construir un sólido legado histórico, porque lograría muchísimas cosas. Cumpliría su promesa de campaña, reaseguraría el voto latino para los demócratas, y podría dividir el Partido Republicano dejando a su partido sin competencia. Pero debe arrancar ya.