Rafael Toribio: Parece que la vida es más camino que llegada. Cuando no hay prisa en llegar, se puede disfrutar el camino. Toda meta lograda se convierte en una etapa del trayecto. Lo importante no es llegar rápido y solo, sino despacio y con todos. Lo conveniente no es ir de prisa o corriendo, sino conocer el camino. Debemos disfrutar con quietud todos los presentes. Es posible estar solo en una muchedumbre y acompañado en la soledad. Hay mayor apertura para la comprensión y la aceptación. Si el espíritu es fuerte los años terminan siendo una carga liviana. Hay que estar ligero de equipaje, pero siempre con esperanzas en las alforjas