El impacto de la pandemia sobre el turismo a nivel mundial y consecuentemente sobre la economía mundial ha sido tremendo. Su contribución al Producto Global Bruto Mundial en 2020, 4.7 billones de dólares fue aproximadamente la mitad de la de 2019.
La recuperación es una meta de todos los países, ya que el turismo es una componente crucial de la economía global, pero en particular de aquellos como el nuestro, para los cuales el turismo es una importante componente de la economía.
En las últimas semanas el Ministerio del Turismo ha presentado datos que comprobarían una franca y notable recuperación del turismo dominicano. Los datos son correctos, pero su interpretación requiere un análisis que impone poner en evidencia las luces y las sombras de esta recuperación, en la cual se consideran datos globales, que agregan datos parciales cuyas características son diferentes.
Desde hace cincuenta años, ha sido estudiado un efecto que en realidad había sido notado hace más de un siglo, la paradoja de Simpson, que permite llegar a conclusiones falaces, cuando se utiliza la estadística amalgamando datos no homogéneos. No entramos en los aspectos de esta teoría matemática, limitándonos a observar que permite comprender y poner en evidencia algunos límites de la interpretación que el Ministerio del Turismo da de datos, cuya veracidad, queremos reiterar para evitar malentendidos no es cuestionada.
La importancia de comprender estos límites no necesita justificación en un país donde, en el año 2019, por concepto de ingreso de divisas, el turismo contribuyó al PIB con un 8.4 %, lo cual representó el 36.4% de las exportaciones de bienes y servicios. A esto hay que añadir que esta componente, no obstante una flexión del 13% respecto al 2018, contribuyó en 2019 a casi el 30 % de la Inversión Extranjera directa.
Por estas razones una verificación cuidadosa de la afirmación de que en la República Dominicana, el sector turismo está dejando a sus espaldas la crisis causada por la pandemia del COVID-19 es fundamental para las políticas públicas del país, así como para orientar las decisiones microeconómicas de los operadores del sector.
Recordemos los datos principales citados por el Ministerio:
– Las llegadas de no-residentes por vía aérea en agosto de este año representan el 96% de las de 2019, tendencia confirmada con creces por lo ocurrido en la primera quincena de septiembre.
– El análisis mensual de la recuperación de este indicador confirma esta tendencia, ya que la recuperación respecto al 2019 ha ido creciendo, pasando del 34% en enero-febrero, a alrededor del 50% en marzo-abril, a casi el 80% em mayo-junio y al 95% en julio-agosto.
– Las llegadas de no-residentes dominicanos llevan diez meses de crecimiento constante.
– El porcentaje de turistas que se ha hospedado en hotel es un 73%.
Son todos datos ciertos y documentados; sin embargo, Simpson nos recuerda que se refieren a muestras que agregan grupos diferentes y periodos diferentes.
El análisis global del periodo sería correcto si en el periodo de comparación hubiese habido estabilidad en las llegadas a nivel mensual. No fue así, y los meses de 2019 no son equivalentes para una tal comparación con 2021. Ese año los operadores turísticos tocaron con mano lo efectos de las muertes de algunos turistas entre mayo y junio, que revertió el crecimiento del turismo norteamericano registrado en el primer (casi el 10%) en una caída del 3% durante los primeros diez meses (4% si se considera el total de los ingresos extranjeros).
Esto requiere distinguir cuánto de ese 96% de agosto o del más de 110 % de la primera quincena de este mes se deba a la recuperación del numerador (llegadas de este año) o a la disminución del denominador (llegadas en 2019).
Este efecto pesa sobre todo si se desglosan las llegadas con base en otro elemento de dishomogeneidad, distinguiendo las llegadas de los no-residentes dominicanos de las de los extranjeros.
Lo hacemos en la tabla siguiente donde presentamos este dato, para los meses enero-agosto, a partir del 2013.
Año | 2013 | 2014 | 2015 | 2016 | 2017 | 2018 | 2019 | 2020 | 2021 |
D | 414598 | 433922 | 498684 | 546051 | 538350 | 616429 | 707570 | 345888 | 811156 |
E | 2891870 | 3175033 | 3394208 | 3619147 | 3861774 | 4027620 | 3956466 | 1293650 | 2081389 |
Estos datos, sin poner en duda la comparación del Ministerio relativamente al mes de agosto, la redimensionan, dado que sobre el periodo de ocho meses las llegadas totales son el 60% de las de 2019 y hay que volver al 2013 para encontrar un dato menor. Esta última comparación se refiere al dato global, pero si fijáramos la atención al de los solos extranjeros daría el 53%, respecto al año 2019, y el 72%, respecto al 2013.
La consideración de los no-residentes extranjeros es importante porque los dominicanos probablemente hacen un uso menor de servicios adicionales como hoteles, restaurantes, transporte. Esta observación no muy halagadora es soportada por la ocupación hotelera, que, a pesar de ser extranjero el 86 % de los ingresados, es menor de esta cantidad, mientras históricamente los dos porcentajes solían ser del mismo orden.
Hay otro dato no homogéneo relativo al turismo en ingreso que debería preocupar. Este dato, que presentamos en la tabla siguiente, se refiere a la desagregación de las llegadas por región de procedencia de los no-residentes.
Año | Norte América | Europa | Sur América | Centro América |
2018 | 60.8% | 22.4% | 12.6% | 3.9% |
2019 | 61.9% | 21.6% | 12% | 4.1% |
2020 | 61.2% | 24.7% | 10.7% | 3% |
2021 | 70.6% | 14.6% | 9.5% | 5% |
Los datos más relevantes para nuestras reflexiones son el crecimiento relativo de Norte América y la disminución del turismo europeo. Si este dato se considera conjuntamente con el relativo a la nacionalidad, cuyo efecto indirecto hemos comentado, parece que bien difícilmente el impacto negativo de la disminución del turismo europeo pueda ser compensado por el incremento del norteamericano.
Esta previsión está también soportada por los datos europeos acerca de la recuperación del tráfico aéreo europeo. La comparación entre este verano y los años anteriores muestra que se ha recuperado solamente el 40% del tráfico de 2019, con una mejora respecto al 2020 cuando la recuperación fue del 27%. Y hay que agregar que el tráfico aéreo tampoco es un indicador homogéneo ya que en Europa ha sido mínima la recuperación del tráfico que más nos interesa, el de los vuelos intercontinentales. Principalmente se han recuperado los vuelos low-cost intraeuropeos que hoy representan el 71.4% del total, mientras hace dos años representaban solamente el 57.1 %, y no se debe ignorar que los destinos que más contribuyen a este resultado, de alguna manera, representan alternativas a la oferta del Caribe.
Si a esto se agrega que las medidas europeas de Green Pass no favorecen tampoco el turismo desde nuestro país hacia Europa, y esto afecta el sector de las agencias de viajes, el panorama resultante es que todavía falta mucho para que realmente el turismo vuelva a sus niveles prepandemia.
Contar sobre una recuperación de la situación antes de la pandemia como resultado del control de la misma tal vez sea optimista, y de todos modos no parece probable pueda ocurrir en un corto plazo.
Un informe reciente del World Travel and Tourism Council sugiere una acción proactiva de los gobiernos, tales como invertir y atraer inversiones del sector privado en infraestructura física y digital y promover segmentos de viajes particulares, como por ejemplo el turismo médico, o el turismo de reuniones, MICE. La infraestructura existente en el país lo permite, pero esto requiere una fuerte política de promoción, ya que acciones análogas pueden llevarse a cabo también en otros países de la región.