Por más vueltas que uno le da a este patrioterismo fascistoide que se ha impuesto como cortina de humo (con renacido trujillismo y todo), para que olvidemos por el momento la mega corrupción y el resto de mega lacras históricas que nos agobian, tiene que llegar a una conclusión lógica: de ser el haitiano un pueblo de blancos (si acaso con un chin de mulatos pintones) no tendríamos esta desmesurada y asqueante campaña haitianofóbica, en la que hasta se ha intentado impedir que cualquier negro retinto tenga acceso al Metro, a menos que pruebe ser dominicano. (¿Habíamos llegado antes a niveles tan altos de ridículo?).