Durante los últimos años, uno de los temas más criticados y ridiculizados es que la República Dominicana es ya un país de clase media. Mientras el Gobierno se afana en presentar la reducción de la pobreza y el crecimiento de la clase media como una conquista, la oposición insiste en que no hay tal crecimiento de la clase media.
Hay datos estadísticos en los informes de la CEPAL sobre reducción (no eliminación) de la pobreza y crecimiento de los sectores de ingresos medios, pero en estos tiempos de posverdad, los datos se aceptan a conveniencia. Por eso no presento aquí estadísticas; haré algunos planteamientos.
La pandemia transformó la campaña presidencial 2020. Ante las necesidades económicas, el Gobierno se volcó a canalizar ayudas a los pobres, e igual hizo el candidato oficialista. De ahí nuevas palabras en esta campaña: pencopan, pencosalami, pencoagua, etc.; mientras, la clase media se muestra aterrada con esos repartos que considera una desfachatez política y humillación al pueblo.
La clase media, por su parte, ha sido menos favorecida por el Gobierno en esta pandemia, y, además, desde el 2017 acumula indignación con el PLD por Odebrecht y otros casos de corrupción
La narrativa electoral de la oposición ha ido en dos vertientes: una, que el pueblo toma lo que le dan y vota por quien quiere, o, que el pueblo está siendo cooptado a través de las ayudas. Asumamos que se producen ambas cosas: unos toman las ayudas y votan por la oposición, y otros votan por el benefactor. Así divididos, los pobres no podrían constituir mayoría electoral para ningún partido, pero si lo hicieran, se inclinarían por el benefactor porque a la hora de votar, el interés, en un sentido u otro, prima en todas las personas.
La clase media, por su parte, ha sido menos favorecida por el Gobierno en esta pandemia, y, además, desde el 2017 acumula indignación con el PLD por Odebrecht y otros casos de corrupción (recordar la magnitud de la Marcha Verde), por la deshonra a Miriam Germán en el Consejo Nacional de la Magistratura, y por la suspensión de las elecciones municipales en febrero 2020.
Así, durante este segundo cuatrienio de Danilo Medina, el PLD ha estado en constante desencuentro con la clase media. El Gobierno mantuvo el crecimiento económico y la estabilidad macroeconómica hasta el inicio de la pandemia, pero esos beneficios dejaron de ser suficientes para la satisfacción de la clase media (han pasado 16 años de la última crisis económica en 2003-2004).
Fue precisamente por la indignación de la clase media que el PRM ganó en marzo muchas alcaldías en los municipios más grandes.
Como nota histórica vale recordar que la clase media fue un pilar electoral del PLD en 1996 y en el 2004-2016. Pero en los últimos años, la base electoral dura del PLD cambió de clase media a sectores populares por la expansión de los programas asistenciales (la tanda extendida, SENASA y las tarjetas de Solidaridad) y el desencuentro con la clase media. Por ejemplo, para estas próximas elecciones, las personas con educación primaria se inclinan más a votar por el PLD, mientras las que tienen educación superior por el PRM; las mujeres más por el PLD y los hombres por el PRM.
He aquí mi pronóstico:
Si la República Dominicana es fundamentalmente una sociedad de clase media como dice el PLD, entonces el PRM ganará las elecciones del 5 de julio.
Si, por el contrario, la República Dominicana sigue siendo una sociedad mayoritariamente de pobres como dice la oposición, entonces los millones que ha destinado el Gobierno y el candidato del PLD en ayudas sociales rendirán sus frutos a favor del PLD.
¡Qué paradoja!
Artículo publicado en el periódico HOY