El contexto mundial nos sorprende cada día con resultados de investigaciones científicas capaces de restaurar y prolongar la vida de los humanos; con innovaciones tecnológicas que generan transformaciones profundas en el conocimiento, en la comunicación y en las relaciones humanas. En esta dirección, constatamos aportaciones singulares de la física nuclear que permiten redescubrir la inmensidad del universo y la oportunidad de hacer de los viajes espaciales una vía para descubrir los nuevos mundos que existen más allá del nuestro. Estos acontecimientos de altos vuelos ocurren en un contexto global en el que mueren de hambre y afectados por enfermedades millones de personas. Otros miles de millones viven sojuzgados, con libertad precaria. Los avances y los problemas indicados impactan la diversidad de ámbitos relacionados con el desarrollo de la sociedad y de las personas. Pero las transformaciones que se están produciendo en el nivel global no pueden dejar impasible a ningún actor social, si pretende sobrevivir y responder a los desafíos de la época en la que nos situamos. Esta realidad requiere que un actor de la vida nacional tan importante como la institución universitaria despierte, articule fuerzas y relea con ojo crítico e innovador lo que estos tiempos urgen.
En la gestión de la Dra. Alejandrina Germán se inició un proceso de revisión de la Ley 139-01 de Educación Superior. Implicó una reflexión compartida y lúcida de distintos académicos, aunque sin involucramiento de los estudiantes, con la ausencia de otros sectores sociales del país y con escasa información a la sociedad en general. A pesar de estas debilidades, el tiempo invertido no fue en vano; hubo oportunidad para conocer esfuerzos; carencias y perspectivas necesarias en este tipo de educación. Del mismo modo, se pudo captar la diversidad que caracteriza al Sistema de Educación Superior en la República Dominicana y las debilidades que demandan reorientación urgente. El nuevo equipo de gestión del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, sin reducir los proyectos innovadores que tengan en sus portafolios, han de movilizar la Educación Superior para continuar buscándole solución a la equidad, a la calidad; y a la articulación de saberes, voluntades y proyectos. Esta unidad de inteligencias es necesaria para extraerle el mayor provecho al momento histórico que vive la educación en todas sus dimensiones. Es el tiempo de abrirnos a nuevos aprendizajes, los cuales nos fuerzan a reaprender sin miedo ni timidez. Hemos de establecer prioridades en lo que respecta a reaprendizajes en la Educación Superior de la República Dominicana. Nos atrevemos a plantear cinco aspectos que requieren de los que formamos parte de este sistema reaprendizaje personal e institucional. Asumimos el reaprendizaje como un proceso de reimaginación de la cultura universitaria; que es complejo, renovador y coherente con las necesidades de la sociedad dominicana y del Sistema de Educación Superior. El reaprendizaje se opone a la reproducción de prácticas, vengan de donde vengan; y a la inamovilidad de ideas, enfoques metodológicos y ejes rectores.
De los procesos de reaprendizaje cabe destacar el que implica toma de posición conjunta para transformar la inequidad que se amplía y profundiza en la educación superior dominicana. La exigua equidad se expresa en indicadores diversos en la realidad cotidiana, dentro de la Academia y fuera de ella. La pandemia actual nos permite, también, comprobar sin ningún esfuerzo, la urgencia de este primer reaprendizaje. El segundo proceso de reaprendizaje, nos convoca a repensar la calidad en todos los órdenes. No basta con esfuerzos aislados que refuerzan el individualismo institucional y de los que la habitan. Dispongámonos a repensar la cualificación del desempeño de gestores, docentes, estudiantes y de todos los que están comprometidos con una educación superior más actualizada, consistente y capaz de aportar soluciones. Abrámonos, al estudio crítico de los planes de estudios para recrearlos y convertirlos en germen de una mentalidad, una visión y una acción más congruente con lo que requiere la sociedad. El tercero nos impele a buscar nuevas maneras de enfocar la educación superior, construyendo juntos nuevos conocimientos; y abriéndonos a formas de pensar y de hacer que tengan como base la riqueza interinstitucional y que aporten estrategias distintas para mejorar el camino que se va roturando. El cuarto nos invita a identificar qué podemos aprender de los estudiantes, para reinventar pensamiento, metodologías, opciones institucionales. Nos invita, también, a pensar qué espacio ocupan estos aprendizajes en el funcionamiento y desarrollo de las instituciones de educación superior. Avancemos hacia aprendizajes horizontales para incidir con mayor efectividad en la sociedad
Finalmente, el reaprendizaje que nos mueve a mirar más allá de nuestro propio recinto, nos impulsa a trascender las fronteras entre las instituciones de educación superior y del país, para desarrollar una acción capaz de acercarse a los retos de este tipo de educación en el contexto regional y mundial. Ha de ser una mirada abierta y firme, para acoger nuevas maneras de entender y asumir la Academia. De hacerlo así, estaremos aportando significativamente para un mayor y mejor desarrollo del país y de la educación superior dominicana. Estos reaprendizajes han de tener varios ejes transversales y uno de ellos es la sostenibilidad integral de las instituciones de educación superior, que requiere también un tejido de esfuerzos permanentes.