El desarrollo, la prosperidad económica y la estabilidad global no serían del todo posible sin el aporte de las mujeres. Para ello es esencial desbloquear la oportunidad de inversión multimillonaria con enfoque de género a fin de apoyar sus esfuerzos en países en desarrollo. El mismo es uno de los ejes fundamentales en la carpeta de programas que ejecuta la embajadora de los Estados Unidos en el país, Robin S. Bernstein, según reveló en un encuentro reciente.

Para garantizar ese objetivo, la Corporación para la Inversión Privada en el Extranjero, OPIC, por sus siglas en inglés, es la institución financiera del gobierno de los Estados Unidos que facilita a empresas de esa nación invertir en mercados emergentes, en particular con empresas que abarcan desde la infraestructura fundamental hasta la generación de electricidad, el cuidado de la salud y los servicios financieros.

¿Por qué invertir en las mujeres? Hay muchas razones. Primero, la brecha crediticia. Las mujeres en todo el mundo enfrentan un déficit de US$320 mil millones en el acceso al crédito, a pesar de que tienen tasas de préstamos no redituables más bajas que los hombres.

Segundo, es una oportunidad multimillonaria. Según un estudio McKinney, cerrar la brecha laboral de género podría agregar US$28 mil millones al PIB mundial para el 2025. Y tercero, la economía femenina representa el mercado emergente más grande del planeta y duplica el tamaño de India y China juntas. Se estima que para 2028 las consumidoras tendrán control de cerca de US$15-mil millones del gasto mundial de los consumidores.

Es una herramienta vital en la creación de infraestructura crítica, oportunidades comerciales, viviendas asequibles, acceso a financiamiento para pequeñas y medianas empresas, y otros objetivos vitales de progreso humano.

A ello se suma el efecto multiplicador, según la OPIC, ya que cuando las mujeres obtienen ingresos competitivos gastan el 90 por ciento en alimentos, atención médica y educación. La cartera global de US$22,800 millones se distribuye en US16,200 para financiamiento de deuda, US$3,900 para seguro de riesgo político, y US$2,700 para fondos de inversión que se distribuyen en proyectos en 89 países de los más de 160 en los que opera en el mundo aportando fondos para el desarrollo de género y la mitigación de riesgos.

La diplomática precisa que a través de la iniciativa 2X, la OPIC invertirá de forma directa cerca de US$350 millones y movilizará más de US$51 mil millones en capital de apoyo a empresas y compañías propiedad de mujeres y dirigidas por ellas, que proporcionen productos o servicios. El objetivo es empoderarlas con préstamos directos por plazos de hasta 20 años, protección contra riesgos de inconvertibilidad de divisas, interferencia gubernamental y violencia política, incluido el terrorismo.

El pasado 13 de febrero la embajadora de los Estados Unidos suscribió con el ministro de Hacienda dominicano, Donald Guerrero Ortiz, y el presidente de OPIC, Ray W. Washburne, un acuerdo que facilita el uso de programas de garantía de préstamo y de seguro de riesgo político en República Dominicana por parte de empresas de Estados Unidos que buscan invertir en el país, luego de una visita previa en diciembre de 2018.

El proceso facilitará la movilización de capital, ampliará las oportunidades de inversiones privadas norteamericanas en el país y simplificará los procedimientos a través de la OPIC. Además de actualizar las reglas establecidas de larga data entre los gobiernos dominicano y estadounidense. Es una herramienta vital en la creación de infraestructura crítica, oportunidades comerciales, viviendas asequibles, acceso a financiamiento para pequeñas y medianas empresas, y otros objetivos vitales de progreso humano.

Los esfuerzos de la OPIC para el desarrollo de la mujer a nivel mundial tienen el apoyo complementario del Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Citi. La embajadora Robin S. Bernstein conoce a ciencia cierta que las mujeres dominicanas, además de disfrutar del merengue, la bachata y el béisbol, requieren ese apoyo financiero esencial que hace la diferencia entre la pobreza y la posibilidad de una vida y un futuro mejor. Por esa y muchas razones más, hay que invertir hoy en las mujeres.