I.- La formación de los amigos
1.- Las relaciones afectivas se cultivan dependiendo de la condición de clase social de las personas, y el ordenamiento bajo el cual se desarrollan. Acciones comunes ejecutadas por personas en un mismo espacio físico, permiten crear entre ellas la fraternidad que con el transcurrir de los días afianza la armonía y hace posible la intimidad.
2.- La admiración de una persona hacia otra puede resultar a primera vista, pero con el transcurrir de los días esas impresiones pueden transformarse en afectos que luego, adecuadamente cultivados, se convierten en sentimientos de atracción mutua.
3.- El contacto permanente no basta para que se establezca entre dos personas unidad de sentimientos afectivos; se requiere también una comunidad de objetivos, ejecutorias asimiladas en común como satisfactorias, y a la vista y percepción de aquellos que han establecido relaciones y que, en el futuro, pueden llegar a ser entrañables.
4.- Las relaciones afectivas entre dos personas no se establecen mediante un acuerdo formalizado por escrito; el tiempo y la comunicación sincera van creando una especie de código consuetudinario entre las amigas y los amigos.
5.- El grado de amigo no se alcanza en un santiamén; la condición de ser amigo es el resultado de un largo proceso que se inicia, a lo mejor, con un simple saludo; y tal vez concluye con la desaparición física, la pérdida de confianza, la traición, o una interpretación equivocada de las normas no escritas que rigen los vínculos entre las amigas y los amigos.
6.- El tiempo, la duración de años y años, fija las reglas entre las personas ligadas por el concepto de amigas y amigos. Los distintos episodios compartidos, los trances por los cuales han pasado; las dificultades que han enfrentado, en fin, los momentos alegres o tristes que han pasado, han de contribuir al establecimiento de reglas, de normas que han de guiar la limpieza entre amigos y amigas.
7.- La sinceridad, la franqueza, la lealtad y la solidaridad son partes esenciales de los vínculos entre amigas y amigos; y tiene que ser así porque fingir no es de amigos, sino de falsos; la deslealtad hace desaparecer la confianza, y el individualismo aísla el sentido de buena comunidad y afinidad de sentimientos.
8.- El trato entre amigas y amigos ha de ser una cuestión entre iguales, no se da de un solo lado; no puede haber reticencia de una parte, y franqueza de la otra; bondad de uno, y maldad del otro. La relación de camaradería no puede estar limitada a las circunstancias, dependiendo de la conveniencia individual de uno de los actores que intervienen en lo que se supone una comunidad de afectos.
9.-Los aliados no se guardan verdades ni mentiras; no se acumulan rencores; el resentimiento no tiene espacio mental entre ellos; las palabras disolventes están excluidas de la conversación entre amigos. Todo aquello que sirve para fortalecer la unidad entre amigos y amigas, debe expresarse, no guardarse; porque entre amigos ha de primar lo que contribuye a la permanencia, la estabilidad y la inmutabilidad. Lo inútil, lo baladí, hace frágil los vínculos de fraternidad que han de solidificarse con el transcurrir del tiempo.
II.- Mi amigo, el doctor Rafael Estévez Reyes
10.- El vínculo de lo que entraña ser amigo o amiga, es algo muy especial. Los amigos vienen a ser la prolongación de la persona de su amigo. Al amigo se le deposita absoluta confianza, afecto cálido desde lo más profundo del corazón.
11.- Entre los amigos se crea entre sí una unidad de devotos, de partidarios, camaradería y vínculos de sentimientos indestructibles. El amigo es un adicto a su otro amigo; hay entre amigos adhesión, solidaridad y ciega lealtad. En la unión entre amigos no hay posibilidad de crear fisuras. Los amigos se escogen ellos mismos entre sí, su relación es el resultado de un conocerse y estudiarse mutuamente.
12.- Los verdaderos amigos no tenemos que darnos muchas explicaciones, nos conocemos muy bien. No tenemos que hacer juramentos para darle fuerza a nuestras exposiciones. Creemos en la palabra dada y eso nos basta; tampoco tenemos que estar juntos todos los días, el calor humano nos los transmitimos mentalmente a cada momento y mutuamente.
13.- Al llegar a mi tercera edad puedo decir que he tenido la dicha de tener amigos de todos los sectores, capas y clases sociales; de distintas preferencias sexuales y criterios políticos, ideológicos y religiosos. Mis amigos no son buenos ni malos, son mis amigos, sin importar sus defectos y virtudes; de las críticas si puedo defenderlos, los defiendo; si no puedo, no permito en mi presencia ataques a su conducta.
14.- El doctor Rafael Estévez Reyes y yo, estamos relacionados desde hace muchos años. Al final del año 1961, ambos nos matriculamos en la Universidad de Santo Domingo; él en la facultad de medicina y yo en la de derecho. Hicimos la investidura, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el mismo día 25 de febrero de 1967. Tuvimos la dicha de tener varios amigos comunes, como el finado Telesforo Gómez, a Piki Peguero, Abel Madera, y otros.
15.- Estévez Reyes, ha estado ligado conmigo en momentos sumamente difíciles. Él fue la única persona a quien mi compañera Carmen le confió para que le guardara el secreto de que padecía de cáncer. Mi hijo Jordi, al borde de la muerte, fue intervenido quirúrgicamente, de vida o muerte, por Estévez Reyes.
III.- El doctor Estévez Reyes, ejemplo de ser humano, ciudadano y médico
16.- Para el ser humano que vive en sociedad merecer el respeto de sus conciudadanos, está en el deber de portarse bien; ajustar los actos de su vida al correcto comportamiento; obrar conforme las buenas costumbres y conducirse dentro de los marcos de la decencia. Estévez Reyes se ha ganado la distinción de sus conciudadanos.
17.- La estima a una persona en el medio donde desarrolla sus actividades es el resultado de la valoración de su conducta por los integrantes de la comunidad. Nadie llega a ser reputado si ha hecho de las inconductas una forma normal de proceder. Se gana el buen nombre con una actitud de prestigio ante la vida con una existencia noble como la que ha demostrado el doctor Rafael Estévez Reyes.
18.- La actitud ante la vida define a los seres humanos; aquel que quiere despedirse del mundo de los vivos sin remordimientos, compunción, desazón o intranquilidad, lo único que tiene que hacer durante su existencia es actuar correctamente, sin afectar a otros. Sencillamente, probar en vida que es merecedor de ser tratado con respeto porque sus acciones terrenales lo hacen acreedor de la consideración de sus coterráneos. El doctor Rafael Estévez Reyes, ha probado ser merecedor de los logros alcanzados.
19.- Aquel que está instruido en el desprendimiento, la magnanimidad y la generosidad, se comporta con desinterés; no conoce la codicia ni la ambición, el egoísmo le repugna y no cae en la avidez. El doctor Estévez Reyes nació para servir.
20.- Es una necesidad contar con personas que tengan como norma de vida hacer suyas las legítimas aspiraciones de los que componen la mayoría de la comunidad. Se siente realizado aquel que supedita su existencia a llevar a efecto las convicciones que libremente ha abrazado.
21.- Las relaciones humanas son fructíferas cuando resultan del espontáneo querer que está fijo en el corazón y en la conciencia de quien fue preparado para expresar cariño, aprecio, sana estimación, y hacer sentir a los otros apreciados, muy queridos.
22.- La inclinación a la querencia está alojada en lo más profundo del sentir de quien es amoroso. El querendón siempre está apegado aportando dulzura, siendo mimoso y dándose a querer por la atracción que motiva su trato agradable. El que impulsa predilección prueba que se entrega con dilección para ser amado por aquel a quien le ha demostrado sincera estimación. Al doctor Estévez Reyes, le caracteriza darse al sincero querer.
23.- Cualquier manifestación de buenos sentimientos hay que aplaudirla, rendirle culto, glorificarla para que sirva de motivación positiva. De estímulo a ser imitada por aquellos que tienen el convencimiento de que en nuestro medio está haciendo falta el pronunciamiento, el llamado a lo que crea emoción, sensación y ánimo sincero, dejando ver con palabras y acciones el buen corazón. Del doctor Rafael Estévez Reyes, su proceder habla por él.
24.- Al doctor Rafael Estévez Reyes, al ser reconocido como Maestro de la Cirugía Dominicana, se le hace justicia por los servicios prestados al pueblo dominicano. La trayectoria de aportes a su comunidad y a las ciencias médicas, hacen al doctor Estévez Reyes, digno de reconocimientos porque ha sabido ligar talento, capacidad y esplendidez, y todo lo ha puesto al servicio de quien le necesita.
Finalmente, me basta decirle a mi amigo el doctor Rafael Estévez Reyes: Faquir, te admiro muuuuuuuucho.