¡Todo es araña y estupor! Es como si nos enfrentáramos a un Apocalipsis ético, hilvanado y desarrollado por la cumbre en el poder en los últimos 20 años. Todo es construido, orquestado, de tal manera que la estructura informal se levanta y subordina a todo el estamento institucional, formal.
La cultura de la desviación o la subcultura del delito, en toda su dimensión y manifestaciones, sobrecarga al cuerpo social de tal modo, que la ausencia del peso y contrapeso para el necesario escarpelo, nos orilla en la cuneta del fango y el ritmo de la complacencia.
Gallup/Hoy y la Consultora CID nos radiografiaron, nuevamente, todo el tejido social. Auscultaron los principales problemas de la sociedad: Criminalidad-delincuencia, Desempleo y Alto Costo de la vida. Tomografiaron el termómetro social, donde la población encuestada señala que el país va por rumbo equivocado con un 72%. Solo un 26% expresa que va por el camino correcto. Medido desde el 2009 hasta Enero del 2017, nunca la percepción negativa había estado tan baja, con la excepción del 2011. Si correlacionamos los datos de que un 40.3% esboza de que estamos en un estancamiento y otro 21.7%, plantea que estamos en retroceso, el panorama político –social debería de alarmar a los hacedores y gestores del statu quo. Solo un 36% indicó que estamos progresando.
Que un 75% de las personas encuestadas nos diga que esta democracia no funciona, debería poner los pelos de punta a los poderes fácticos del stablishment. En la Encuesta Gallup/Hoy se establece que el 85% de las mujeres dicen que el país es más inseguro y un 82.5% de los hombres. La CID devela que un 29% ha sido víctima de algún atraco, asalto, robo, estafa o fraude. Subraya la firma en cuestión, que un 75% de la “población manifiesta que está aumentando la delincuencia”.
La problemática de la Seguridad Ciudadana conecta con la Encuesta de ENHOGAR 2015, que dice que el 50.9% sienten mucho miedo y algo de miedo con la delincuencia y que un 44.1% dejó de hacer alguna actividad por temor a la delincuencia, que la tasa de victimización se elevó de un 21.5% en el 2005 al 29.8% en el 2015.
La parte económica, que al decir del Banco Central crecimos un promedio de 6.6 a 7.1 del PIB, de un crecimiento con estabilidad donde los elementos de la macroeconomía se mueven con una flexibilidad armónica; sin embargo, de cara a mediano plazo y largo plazo, lo que nos dicen las encuestas es que hay que dar rápidamente un golpe de timón. El gatopardismo ya no encuentra espacio. La publicidad mediática perdió sus encantos: 75.5% ve muy grave la deuda pública y el 76% señaló que la situación económica está mal. En Gallup/Hoy un 74%.
Cabe destacar que solo un 7% aborda que es buena. Esto refuerza el Estudio del Banco Mundial PARA CONSTRUIR UN MEJOR FUTURO JUNTOS, que dijeron que en la sociedad dominicana solo un 8% alcanzó movilidad social ascendente en los últimos años, mientras en la Región fue de 41%. 7% descendieron económica y socialmente y en la Región solo un 2%. 85% quedaron congelados en el refrigerador de los sueños y la desesperanza.
Los déficits gemelos gravitan muy pesarosamente sobre el presente y el futuro de la sociedad dominicana. 10 años consecutivos con déficit fiscal que arroja cifras astronómicas de más de 800,000 mil millones de pesos. Déficits al galope, cabalgando, al mismo tiempo, con un endeudamiento que propicia más gastos, sobre todo corriente vía consumo, a través de los gastos de la Administración Pública. Una verdadera irresponsabilidad con el país violando por demás los artículos de la Constitución 217, 218, 233, 238.
Esa radiografía social que nos suministran las encuestas de Gallup/Hoy y CID nos dibuja y desdibuja la estructura de poder. La estructura de poder está “descansando” solo en el Poder Ejecutivo. Los dos restantes cuasi son una ficción en sus roles, no en su existencia material formal y en la dulce vida que se prohíjan a sí mismos. La política se metamorfea en un hálito sin brisas de palanca. La vocación de orden y estabilidad, que es su génesis y misión, se encuentra gangrenada por la ausencia del respeto a las instituciones. Pierde la armonía. La desarmonía, pérdida de ilusión y el síndrome de la desesperanza se sumergen en un conglomerado humano que acogotada, despierta y pasa a decir presente. El miedo y el silencio se asustan.
¡Una sociedad despierta con excitación y bríos, con fermento social y arrincona y señala no estar dispuesta a seguir aceptando la manera de hacer política y el axioma de vivir de la política. Requerimos de seres humanos que sean valladares de la honradez y de la honestidad, como espacio para construir una sociedad más inclusiva, más democrática y más justa. Por eso, el grito de no más IMPUNIDAD debe convertirse en el Movimiento Social que genere la tormenta perfecta para arrojar la pestilencia de la política sin sentido social y regulador!