Días pasados, mientras me dirigía a un centro educativo de la ciudad, estuve escuchando el programa radial que habitualmente disfruto en horas de la mañana. Estaban comentando unas polémicas declaraciones de cierto cantante de música pop que se ha reconocido homosexual ante la prensa. Mientras el elenco del programa debatía sobre la noticia del cantante, se escuchaba de fondo el graznar de un pato, siendo este el sonido que siempre colocan cada vez que tocan el tema de la homosexualidad. Por otro lado, la palabra “pájaro” iba rodando en la boca de los comentaristas, entre risas y chanzas, algunas cómicas y otras de mal gusto. Me decido a cambiar de estación por una simple razón: llevaba menores en el auto. Y no se trató de no exponer a los niños a una realidad cada vez más común en nuestro entorno; más bien, quise evitar exponerlos gratuitamente a la idea tan reproducida entre mi generación de que el homosexual es un pájaro, calcando así un prejuicio humillante y discriminatorio.

Veamos. Primeramente, un pájaro es un animal; nosotros, los humanos, somos animales racionales, en tanto que un animal no lo es. De ahí se puede desprender, para una mente mediana, que el pájaro es inferior. Lo cierto es que el animal no es ni inferior ni superior, solamente es distinto. Llegado a este punto, se entiende que quien llama pájaro al homosexual lo está, primeramente, llevando a la categoría de animal y por consiguiente, en su mente escasa y mediana, lo está llevando a un nivel inferior. Si desglosamos el concepto del insulto, este es el resultado: el homosexual es un animal, por tanto, inferior y, naturalmente, quien no es homosexual es superior.

Por otro lado, y además, quien llama pájaro al homosexual, está insultado al pájaro, al animal, a la especie, puesto que considera que denigrar al homosexual es llevarlo a un nivel que le sea de humillación y desmérito, entonces toma al pájaro como referencia. Siendo así, en la mente del que insulta, ser un pájaro, un animal, es algo humillante, algo de poco estimar. Esto es falso por las mismas razones expuestas líneas arriba, ya que los animales solo son una especie distinta y por no tener uso de la razón, no son inferiores. Sencillamente son distintos.

"…se entiende que quien llama pájaro al homosexual lo está, primeramente, llevando a la categoría de animal y por consiguiente, en su mente escasa y mediana, lo está llevando a un nivel inferior. Si desglosamos el concepto del insulto, este es el resultado: el homosexual es un animal, por tanto, inferior y, naturalmente, quien no es homosexual es superior."

Hemos sido adoctrinados, no educados -que la educación es cosa muy distinta e implica muchas otras variables-, para considerar al homosexual como algo que merece desprecio, que carece de mérito, algo que hay que evitar, una enfermedad, algo del mismo demonio. Las doctrinas religiosas han sido las principales responsables de este paradigma enfermo y equivocado. Muchas personas crecieron sencillamente repitiendo esta idea, copiándola, sin detenerse a pensar siquiera lo que significa y representa tal tipo de pensamiento. Esto no significa que todas las personas que le digan pájaro a un homosexual sean malas personas, algunos, incluso, tienen buenas relaciones con estos, no los odian y son buenas personas, de eso no tengo duda. Es solo que no se han detenido a analizar lo que repiten, y justo por ello se llama adoctrinamiento. Pero no podemos justificar con la ignorancia tal error. Y de eso es que tenemos que cuidar a nuestros hijos, hay que evitar que la nueva generación crezca copiando y repitiendo, así sin más, los mismos patrones de pensamiento dañinos y equivocados con los que crecimos nosotros. Es nuestra obligación conversar con los niños sobre estos temas, basados en respeto y tolerancia, y por supuesto, respetando la cosmovisión del niño. Lo mismo vale para el concepto de mujer, amor, sexualidad, racismo. Es momento de revertir paradigmas. Es un tiempo de cambio. Es urgente. Y  la prensa, sea radial, escrita o televisiva, tiene una gran responsabilidad en este asunto.

Sea maricón o pájaro -con el respectivo “maldito” que potencia el insulto-, pato, lo que fuere, no es la manera de referirse a una persona que se siente atraída por alguien de su mismo género; el término correcto es homosexual. Hagamos el esfuerzo de dejarles a nuestros hijos un mundo con más tolerancia,con genuino respeto por la diversidad y una sana convivencia. Hagamos de las futuras generaciones, algo mejor.

@riveragnosis