Hace algún tiempo vengo incubando la idea de escribir un artículo sobre la urgencia de que el sector productivo de nuestro país esté consciente de la amenaza que representa planificar la generación de riquezas al margen de abordar los grandes problemas sociales que nos azotan. Me animé finalmente a escribir este artículo, el día que celebramos el aniversario de nuestra independencia. Vestida el alma de rojo, azul y blanco, veo que es posible lograr una mayor incidencia de nuestras empresas en la construcción de una República Dominicana mejor para todos.
Aunque ya tenemos empresas transitando por esta vía, y tengo el privilegio de haber vivido la experiencia de primera mano, aún percibo un rezago considerable en una buena parte de ellas. Es por esto que me animo a describir lo que he visto como factor común en las que observo más avanzadas en este aspecto.
¿Por dónde se empieza? Primero, asegurando que la forma de crear valor de la organización cumpla con un perfil organizacional responsable, es decir:
- que obtenga sus triunfos en buena lid, esto es, bajo prácticas de libre competencia y cero sobornos;
- que no evada sus obligaciones fiscales;
- que no destruya el ecosistema en el que opera; y
- que a través de productos y servicios de calidad, contratos justos con proveedores, y prácticas de recursos humanos que procuren el bienestar, demuestre que pone a las personas, sean clientes, empleados o proveedores, como objeto y sujeto de su quehacer.
Abordar cada uno de estos temas suele llevar tiempo, y en ese tiempo transitamos hacia una segunda etapa, que nos hace conscientes y sensibles a las realidades que afectan a cada una de las partes interesadas antes mencionadas. De esta forma, cada equipo de trabajo en la organización va descubriendo, en su campo de acción, problemas que, bajo una óptica menos empoderada, parecen externalidades.
Me permito dar algunos ejemplos de ese nuevo despertar organizacional: 1) De repente, el equipo de finanzas percibe marcos impositivos con defectos en su diseño, y que deben ser visibilizados por el Gobierno, e identifica la corrupción como un problema que debe ser denunciado. 2) El equipo de compras descubre que pequeñas firmas emergentes tienen el potencial de integrarse a la cadena de valor, y de fortalecerse si se les da la oportunidad, o se le transfieren procesos o entrenamientos; 3) El personal de desarrollo de nuevos productos o servicios descubre nuevas oportunidades de hacerlos más amigables al medio ambiente o a las personas. 4) El equipo de gestión humana identifica que no basta con reclutar personas, sino que debe retenerlas, compensarlas adecuadamente, desarrollarlas, garantizarles un clima laboral positivo, y pensar en nuevas formas de incidir en su bienestar y el de sus familias.
En el caso específico de la empresa donde laboro, hace tiempo identificamos que incidir en mejorar la educación de los dominicanos es incidir en el problema social que más daño nos hace, como personas y como empresas.
Este recorrido nos llevó a dejar de ver la educación como una externalidad; reconociendo que en dominicanos sin conocimientos, destrezas y habilidades conductuales para asumir los retos que derivan de una ocupación, se encuentra no solo una de las causas del desempleo y la delincuencia, sino la raíz de problemas de calidad y productividad en las empresas. Los proyectos emprendidos nos han hecho más fuertes como equipo, y con relación a nuestro posicionamiento como marca.
Le invito, estimado lector o estimada lectora, a incidir en conducir sus empresas por caminos en los que asuman un rol más activo en solucionar aquellos problemas sociales que, a fin de cuentas, limitan la competitividad de las mismas y son la retranca para un desarrollo económico y social de nuestra nación. Es el mejor regalo que podemos hacer a la patria en su cumpleaños 177.