Sin tomar posesión, hay personas que cuestionan la designación de un abogado al frente de la cartera educativa, como si el nuevo ministro  de Educación, Carlos Amarante Baret, fuera el primero que ocupa esa posición, sin haber realizado estudios en el área de educación. Y no es así. Sólo hay que recordar a Pedro Porrello Reynoso, Leonardo Matos Berrido, Víctor Hidalgo Justo, Altagracia Bautista de Suárez, Víctor Gómez Bergés, Milagros Ortiz Bosch, entre otros.

Si se compara la gestión de los educadores que han dirigido el ministerio, con la de aquellos que  proceden de otras profesiones, sería arriesgado concluir que la de los primeros ha sido mejor que la de los segundos. ¿Cuál de los incumbentes educadores se puede abrogar la satisfacción de que se le recuerda por haber realizado una buena gestión? En corrillos no se menciona a ningunos de ellos, de otras profesiones sí, en ciertos aspectos. Además, si se juzga por la conclusión abrupta de los dos últimos, y educadores, no es señal de eficiencia en el desempeño de sus funciones que los respectivos  presidentes de la República hayan tenido que sustituirlos.

Observando el desempeño de los incumbentes educadores de las dos décadas pasadas, llevan a considerar la necesidad de cambiar ese perfil. Por esa razón, en un artículo publicado en estas páginas el 10 de diciembre de 2012, titulado “La educación dominicana y su liderazgo pendular” se planteaba: “Un cambio en el perfil que ha primado hasta ahora para seleccionar al titular podría ser la clave para cambiar la educación y enrumbarla por el camino hacia la calidad que debe tomar a partir de 2013, con el significativo aumento que implica la inclusión en el presupuesto del 4% del PIB para la educación preuniversitaria”.

Y se argumentaba: “Al líder del Siglo XXI se le exige una preparación diferente para poder atender las necesidades de las organizaciones modernas. El Ministerio de Educación también parece necesitar de un líder con una preparación diferente para atender los retos que tiene hoy la educación dominicana.  Se requiere un verdadero gerente con capacidad de liderazgo”.

Por eso se solicitaba: “Presidente Medina, si Ud. produce los cambios en el gabinete que la población espera en breve, abra el abanico y pruebe otras posibilidades del sector gerencial, para que se  inicie una gestión verdaderamente democrática, participativa, sin exclusiones, que haga realidad ´personas para cargos, no cargos para personas´”, obviamente en educación.

Y se reflexionaba: “El criterio de que sea del área de educación, que aplican los presidentes de la República para seleccionar al titular, ya es un anacronismo. Como tal, no tiene la obligación de ir a las aulas a impartir clases [no tiene alumnos]. Está para liderar el sistema con eficiencia y eficacia. Por el contrario, esa condición ha sido una desventaja en la educación dominicana, porque ha impedido el desarrollo de un liderazgo educativo medio; a hacer carrera, porque de un tiempo a esta parte, sólo se conoce prácticamente al ministro…. Y “la población desconoce, por ejemplo, quién es, qué formación y experiencia tiene el responsable de la educación del Nivel Inicial, del Nivel Básico, de Planificación o Currículo…”.

Lo que sí requiere el ministro Amarante Baret es profesionales de la educación y de otras áreas con capacidad y experiencia, para ponerlos al frente de los distintos departamentos y unidades, y conformar un equipo que enfrente los muchos desafíos que tiene esa cartera de cara a sustituir la jornada escolar única por la jornada extendida, la cual demanda una visión totalmente diferente a la que existe en la actualidad en sus diferentes componentes.

Asimismo, sustituir la llamada Escuela de Directores por la formación gerencial de todos los directores de los centros educativos, para iniciar el cambio que demanda la escuela dominicana atrapada en la rutina y el descalabro; a dirigir se aprende, por mencionar sólo estos dos aspectos.

Como podrán apreciar los amables lectores, inscribirse en el grupo que requiere un educador en el ministerio de Educación es una posición que en el devenir de la educación dominicana no tiene sustento que lo justifique. Un ministro necesariamente no tiene que proceder del campo de estudio del nombre de la cartera, hay ejemplos que lo prueban. Un ministerio requiere una persona con capacidad gerencial, con liderazgo. En el artículo  se afirma: “La literatura especializada es clara cuando afirma que administrar, gerenciar, liderar, es hacer cosas a través de personas”. Y el recién denominado ministro ese es el papel que deberá desempeñar, y como tal no podrá hacerlo solo, como se han creído algunos incumbentes educadores que lo saben todo y los resultados están ahí.

Esto así porque, “El liderazgo es un aspecto importante en un gerente; la capacidad para ejercer un liderazgo efectivo es una de las claves para ser un gerente eficaz. Como lo es también el ejercicio pleno del proceso administrativo… un gerente debe cumplir  cuatro funciones simultáneas, como son las de planeación, organización, dirección o liderazgo y control”.