Nueva York.-Algo anda horriblemente mal, a nivel molecular, con los “liberales” Demócratas, porque sus ejercicios del poder siempre terminan entregándonos atados de pies y manos a derechidtas republicanos.

Jimmy Carter dejó a  Ronald Reagan, “Guerra de las Galaxias”,  los “Contras” nicaragúenses y la invasión de Grenada.

Bill Clinton dejó a George W. Bush, “Guerra Contra el Terrorismo” destruyó la estabilidad del Medio Oriente, medio millón de muertos y un estado policial interno.

Barack Obama dejó a Donald Trump.

Los Republcanos siempre cambian algunas políticas de sus antecesores demócratas, los últimos siempre profundizan las políticas draconianas republicanas.

Clinton profundizó la política económica de Reagan: libre comercio, recortes impositivos y desregulaciones, el “Reaganomics” fue re-bautizado “Clintonomics”.

Bush llegó y eliminó políticas de Clinton.

Obama profundizó las políticas bushianas, sustituyó la “Guerra Contra el Terrorismo” por “Guerra Contra Extremistas Peligrosos”, destruyó Siria, Yemen y Libia, causó casi medio millón de muertos. Retiró tropas de Irak, volvió a enviarlas, no cerró Guantánamo, y amplió el espionaje interno de Bush.

Trump elimina políticas de Obama.

Profundizará las que le convengan de Bush, y manejará una infraestructura legal autoritaria que cuadra muy bien con su personalidad.

Un sangriento episodio terrorista podría revertir impopularidad de Trump.  Bush, como Trump,  perdió el voto popular, pero el 9-11 lo hizo popular.

Trump prepara ese escenario diciendo que los jueces contrarios a sus restricciones migratorias serán “responsables de cualquier ataque”.

Los republicanos trazan las políticas, los demócratas las profundizan, sólo cambian el discurso, es una constante histórica.

Ayer acusábamos a Bush de estúpido, ningún estúpido gana dos elecciones y cambia el mundo como él hizo.  Hoy decimos que Trump es loco, ningún loco acumula su fortuna ni gana las elecciones.

Los estúpidos, enloquecidos por la propaganda demócrata, siguen acusando de locos y estúpidos a quienes dirigen el mundo.