El venerable The New York Times en español, publicó un análisis de los videos públicos y otros no publicados, para demostrar que un accidente de un opositor, provocó el accidente que provocó el “incidente; el articulo lo encuentran en el siguiente enlace: https://www.nytimes.com/es/2019/03/10/venezuela-ayuda-incendiada/?rref=collection%2Fsectioncollection%2Fnyt-es
Lo que sucedió en el puente
El 23 de febrero, cuatro camiones con ayuda humanitaria llegaron a Cúcuta, Colombia, en la frontera con Venezuela. Las manifestaciones ahí se tornaron violentas y parte de la ayuda fue incendiada en los enfrentamientos. Así se desarrolló la situación:
- Tras la llegada de los camiones, las fuerzas de seguridad venezolanas dispararon gas lacrimógeno.
- Algunos manifestantes respondieron con piedras y cocteles molotov.
- Uno lanzó un coctel molotov a las fuerzas de seguridad; el trapo encendido se separó de la botella y voló hacia el camión
- Segundos después este camión estaba en llamas.
El Times resume los hechos de la siguiente manera: El intento de ingresar la ayuda generó una configuración que no se había visto en la frontera entre Colombia y Venezuela en años. La caricatura refleja el drama venezolano: una canasta alimentaria que cuesta tres millones de bolívares, tomada de una fuente periodística de ese país.
El 23 de febrero, la oposición venezolana planeaba atravesar un bloqueo militar impuesto por Maduro con la expectativa de que las fuerzas de seguridad del gobierno rompieran con él en vez de ser señaladas por no dejar pasar una ayuda tan necesitada. Los opositores argumentaron que entonces habría una cascada de deserciones militares que dejaría sin apoyo al gobierno.
En vez de eso, las fuerzas de seguridad de Maduro y pandillas vinculadas al gobierno atacaron a los manifestantes, que llegaron armados con piedras y bombas molotov. Uno de los camiones resultó quemado en el enfrentamiento, y eso encendió una amarga confrontación sobre quién había sido responsable.
El gobierno de Maduro también ha hecho afirmaciones sin fundamentos como la permanente insistencia de que no hay escasez de alimentos en Venezuela.
Además, ha reclamado que el envío de la ayuda en realidad tenía suministros caducos o armas estadounidenses.
Pero una de las afirmaciones que sí sería confirmada por evidencia es la de que fueron los manifestantes quienes empezaron el incendio.
“Trataron de montar el falso positivo de que supuestamente el pueblo había quemado los vehículos de carga que traían comida podrida”, dijo Maduro el 27 de febrero. Pero “fueron ellos mismos, los delincuentes que [Iván Duque] pagó”, aseguró ante una multitud, en referencia al presidente colombiano.
El día del incendio el gobierno de Colombia estuvo entre quienes promovieron la teoría de que Maduro era responsable de ordenar el incendio. La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez público de lo que llamó “uno de los camiones incinerados por los colectivos por orden de Maduro”.
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Le achacan a Joseph Goebbels, el Ministro de Propaganda del régimen nazi, haber dicho: “Miente, miente, que algo queda”. Parece que de este incidente, la verdad ha sido sacrificada, y todos la han utilizado para imputárselo al “enemigo”. Por lo tanto, las “fake news” se han generado para demonizar y convencer a la opinión la ciudadanía “global” de estas conclusiones. El ejercicio de la política se resume en la admonición de un ilustre pensador político: Nicola Maquiavelo, cuando le aconsejo al Príncipe de Florencia: “El Príncipe debe ser amado y temido, pero si no puede amado, es mejor que sea temido”. Y parece que Maduro la aplicó en toda su extensión, mientras que Guaidó parece seguir en el idealismo de buscar ser amado, aunque con su salida y entrada a Venezuela (en el marco de los hechos de Cúcuta) tiene los rasgos de ser temido… por los maduristas y por el propio Maduro.
En un feudo dominicano podemos ver la sombra del criterio maquiavélico. ¿Piensa Leonel o Danilo en ser más temido que amado o mantienen el idealismo de ser las dos cosas simultáneamente? Puede “incendiarse” el encuentro de baja intensidad al subir el voltaje de ese desencuentro, provocando la “quema” de algún activo simbólico de alguno de los dos bandos…