No creo que espíe a los simpatizantes de la Marcha Verde, porque son demasiados; ni que  espíe a los partidos de la oposición, porque ahí no hay nada qué buscar; ni que espíe lo que queda de la vieja izquierda, porque lo único que hace es recordar el pasado; ni que espíe a los difamadores públicos, porque de eso se encarga Marchena; ni que espíe a los guardias, porque a ninguno le interesa casarse con la gloria; ni que espíe a los corruptos, porque eso no se lo permite su jefe… (Parece que lo único que espía Sigfrido es esta columna, con la que, según me dicen, se divierte a diario).