En la parte propositiva de mi entrevista para optar ser miembro de la Junta Central Electoral para el periodo 2020-2024, hice un corto delineamiento de varios puntos que a mi juicio podrían ser el sello de garantía para envolver todo el proceso electoral de las mayores prácticas de funcionalidad, éxito y buenos resultados.

En primer lugar, respecto a la organización de las elecciones, lo primero que propuse fue que no empezaría a montar ni siquiera el calendario electoral, sin antes impulsar la certificación del órgano en la ISO 9,000 que tiene que ver con garantizar 100% la calidad total de todo proceso. Por lo tanto, en el presente análisis, me dispongo a precisarla con más detenimiento en el sentido de que estoy totalmente convencido, según el discurrir de los hechos y los informes de la misión de observadores de la OEA que sentenció que el problema de la elecciones fallidas de febrero del 2020, era achacable, solamente a la Junta Central Electoral, por razones de inobservancias procedimentales.

En este sentido, en mi propuesta de certificar la JCE señalé como soporte justificativo que en mi calidad de líder auditor interno de ISO, tanto la 9000 como 14000, que ambas tratan de los sistemas de calidad en los procesos productivos y del medio ambiente, -indistintamente-, de cuyos principios- y eso lo agregué en mi intervención, también existe una certificación de la calidad exclusivamente para los órganos electorales organizar tanto las elecciones como todo los servicios que de ellos dependen, en consecuencia, me atreví a incluir la idea-propuesta de certificar la Junta Central Electoral en estas normas en ISO de una vez por toda, porque seguro estoy que los procesos de calidad en la que descansan estas certificaciones, además que se asegura la reducción a tasa cero en la inobservancia que atenten contra estos procesos, de seguro, también evitarían acaecimientos de hechos tan crítico y ¨peligroso para el sistema democrático, como resulta ser la suspensión o cualquier error que se suscite dentro de la programación de cualesquiera elecciones¨, y máxime, en pleno desarrollo sólo por falta de criterios y sistemas de aseguramiento de la calidad, el cual descansa, como bien expresé, hacer las cosas bien, desde la primera vez, todo el tiempo y justo a tiempo y con cero errores.! Esa es mi garantía, recogida en esta propuesta, ya que automáticamente elimina la debilidad de hacer depender dichos procesos electorales en la llamada y obsoleta práctica de hacer las cosas al ojo por ciento!

Planteé también, la creación del técnico operativo electoral, que consistiría formar íntegramente los funcionarios de las diferentes mesas electorales, a fin de que ya no sean formados en la llamada cultura de la página, el ven tú y a la carrera, y sobretodo carentes de formación para dirigir operativamente un proceso de la envergadura como el de las elecciones de las elites del poder políticos y quienes además, dirigirá los destino del país. Todo lo cual, me conllevó a plantear la certificación resulta ser la primera herramienta de trabajo de garantía de mayor calidad de los actores del proceso y sostenimiento del ejercicio democrático, el orden, la transparencia y sobretodo con la garantía de que se eliminarían la comisión de errores, se evitarían también malas prácticas, desaciertos e inobservancias ya no tanto por la intención, sino por la falta de pericia en la materia. Con lo cual, aseguraríamos un proceso bien montado y soportado en especialista en la materia.

Nuestro blindaje al proceso, con estas propuestas que hice en el marco de mi entrevista, repito, apuntan a evitar el fatídico febrero del 2020, en razón de que en ese proceso en especial, brotó públicamente las debilidades de garantías del proceso, y por tanto, se evitaría volver a dejar que se repita otro affaire electoral de gran trasfondo bochornoso, escandaloso y de etiqueta de ruptura de status quo, cuestión que en menor de los casos, pudo desencadenar una gran conflagración sociopolítica, todo lo cual se explica en la reacción de las masas enardecidas que se apostaron en la plaza de la bandera, hasta tal punto, que si hubiera aparecido un simple líder que catapultara esa manifestación, quien sabe, hasta se hubiera impuesto la cruz de fuego que trazó Mussolini al gobernar a Italia con la ideología fascista.

Además del técnico operativo electoral, ya expuesto más arriba, planteamos la creación de una especie de fiscalizadores de colegios y mesas electorales. Se piensa en una legión de enlace de la Junta Central Electoral de garantizar la no perturbación de los entornos de votación, liberándolo de las bochornosas y anárquicas prácticas de compra de votos y el clientelismo rampante que se evidencia, inclusive, con los mercaderes de los maletines llenos de papeletas como si fueran transacciones del mercado libre. Y con ello, garantizar que el día de las elecciones, no se monten, como ha sido prácticas consuetudinarias, puntos cercanos a colegios electorales, muchos o todos los cuales, pasan inadvertidos o pocos documentados para que la JCE asuma la responsabilidad de someter ante la procuraduría electoral los infractores para ser juzgado por delitos electorales luego que pase el proceso.

Otro punto que expusimos, fue el de la Efec, (Escuela de formación electoral y Civil). Planteamos una auditoria a los programas de entrenamientos y formación para determinar si los programas pendientes o por desarrollar, obedecen científicamente a lo que se conoce como detección de necesidades reales de formación, y ver si están focalizados a los propios desempeños de los colaboradores internos de la JCE-ver si hay un plan de carrera en desarrollo para promover los servidores según las competencia adquiridas. Esto lo planteamos sobre el conocimiento de que, por ejemplo,-por poner un caso-, existen inspectores que tienen hasta cuatro maestrías, lo que significa una Asincronía y desbalance de formación de los recursos humanos. Hacia lo externo, propusimos, apalancar los programas de entrenamientos y formación ciudadana, hacia lo que nos exige la ley 33-18, de garantizar fortalecer los niveles de educación cívica, ética, democracia y alto sentimiento de los líderes políticos y sus compromisos con las buenas prácticas de gobernar para los intereses colectivos, etc.

Finalmente, toqué aspectos nuevos que nos gustaría impulsar a través de la Dirección General de Registro Civil, que aun siendo instituido por la ley 659-44 (de 1944), con el poder de resolución de la JCE electoral, muy bien se pudieran garantizar dos asuntos importantes en lo inmediato. Es hacerle una nueva auditoría a la base registral de los dominicanos, misma que se hizo en función de la sentencia 0168-13 del TC, que dispuso lo propio, pero, de 1930 en adelante, cuestión que como han pasado siete años, y ya para el 2024, algunos 12 años, pues resultaría muy alentador sincerizar la base del padrón, y más, buscar la fórmula-podría ser una amnistía-, para reconstrucción de actas de dominicanos del 1930 hacia abajo en virtud de que una gran parte de esos registros habría de habérselo comido las polillas. Por otro lado, propuse la idea de instalar un Software, que permita que los ciudadanos podamos solicitar-tramitar, por lo menos, las copias de actas de nacimientos, matrimonios, defunciones, etc., hasta de un celular o PC, con lo cual se eliminaría una gran parte de burocracia y peripecia que aún tienen que dar los usuarios de esos servicios.