La facilitación sobre el salario mínimo la inicio con un “fake news”. Aparento una noticia real con el formato de este medio digital con el título “A comisión proyecto de ley para aumentar salario mínimo paralegales a 45 mil pesos” y, al estar en facilidad remota, por Teams pongo a los estudiantes a completar una encuesta. La diseño con Forms, también de Microsoft, y deben indicar si están de acuerdo o en desacuerdo y explicar las razones de su respuesta. En este caso la encuesta es anónima, porque son grupos que en su mayoría cursan la licenciatura en derecho, y la puntuación es igual para todos.
Antes de publicar el enlace del formulario descargo el listado de los presentes y ese tiene que ser el número de las respuestas. Todos felices con sus cinco puntos. Tan pronto terminan Forms permite imprimir los resultados, con gráficos bonitos, y, como es de esperar, la mayoría siempre está de acuerdo en que ese es un buen proyecto que alentará más a los estudiantes a buscar plazas para empezar a trabajar en su campo. También un buen número ve que mejorará el bienestar de quienes ya están estudiando y trabajando en bufetes, porque la iniciativa más que duplica la remuneración actual.
En desacuerdo, generalmente, encuentro la cuarta parte de los participantes y en el foro se dividen en dos grupos. Hay jóvenes que todavía no están disponibles para ir a trabajar, porque todavía no están a la mitad de la carrera, pero que vinculan este caso a las situaciones de intercambios que les venía presentando desde el primer día de clases. Recuerdan el video donde Alan Harper fracasó en sus dos primeros intentos de vender a Mike, dueño de una casa de empeño, un computador anticuado y gemelos de diamantes falsos creía genuinos. No se formó un precio entre las partes que voluntariamente evaluaron posibilidades de realizar un intercambio de títulos de propiedad sobre esos artículos y el dinero en la caja registradora. En su tercera opción y en otra que surge de forma inesperada, sí hubo un “encuentro de las mentes” sobre el valor de las cosas.
Alan recibió oferta impresionante sobre un jarrón de cristal fino que, literalmente, lo puso a saltar de alegría, pero al golpear sin querer el mostrador provocó que éste se hiciera pedazos en la alfombra. Con “Te doy dos dólares si recoges los vidrios” recibió una oferta salarial que el quiropráctico en olla aceptó con “¡Al demonio con todo! Pásame la escoba”. He ahí un contrato válido en que se alienan unos minutos de la fuerza laboral por un pago que hace feliz a las dos partes: Alan tendrá una cena de combo sencillo de hamburguesa en el negocio más económico de comida rápida y Mike usar el tiempo en algo mejor que estar recogiendo vidrios por la torpeza de un cliente, que para él representa más satisfacción que conservar dos dólares en su cartera.
Si Alan rechaza la oferta de dos dólares y exige 10 para limpiar la alfombra, Mike le dirá buenas noches, buscará la escoba y una tapa de un folder viejo para recoger los vidrios. ¿No es eso lo mismo con los paralegales? Si una ley le dice al jefe de una firma de abogados que sólo puede contratar paralegales a 45 mil pesos por mes, una duplicación del salario, ¿no va a despedir a más de la mitad de estos auxiliares, aumentar las exigencias a los que necesite y exigir a los asociados dedicar tiempo a completar las tareas que dejan los que son desplazados por la bondadosa ley?
Volviendo a Mike y Alan: Si por un reglamento de la sala capitular de Malibú está prohibido ofrecer a los miembros de la Asociación de Quiroprácticos una remuneración que no esté asociada a su quehacer profesional, como esta de limpiar una alfombra, por un valor inferior a US$50 por hora ¿cómo terminaría esa historia? Si Mike no está dispuesto a romper una norma y enfrentar el castigo de una multa, jamás ofertaría los dos dólares para que Alan recogiera los vidrios. Así hay uno del contrato nonato que se queda sin cenar esa noche y el otro tener que recoger vidrios poniendo en riesgo que agrave la hernia. Con paralegales que los congresistas logran que sea ilegal contratarlos por menos de 45 mil pesos pasará lo mismo: deseosos de combinar teoría y práctica en bufetes que están en la práctica laboral que les interese y a los salarios actuales, se encontraran con menos oportunidades porque las plazas serán para los de término y con exigencias de horas hace más complicado combinar con éxito trabajo y estudios.
Los que actualmente están trabajando en oficinas paralegales lo tienen más claro todavía. Claro que estarían contentos de recibir un poco más que el salario mínimo y piensan que ofrecen más valor a la firma que su retribución. Sin embargo, valoran la flexibilidad e interés que éstos tienen para que la prioridad no deje de ser terminar con éxito la carrera universitaria y, desde luego, el precioso intangible de estar adquiriendo experiencia y entrenamiento que los coloca por encima de sus pares. Este es un equilibrio que una imposición de un salario destruirá y con las previsibles consecuencias de despidos, mayor responsabilidad laboral y menos oportunidades de participar sin costo en eventos profesionales.
A propósito la clase tiene lugar en una universidad donde no hay sindicato de profesores exitosos en hacer huelga donde su remuneración está garantizada por transferencias del presupuesto nacional. Esta situación sólo ocurre en la Primada de América que, a propósito, ahora también es pionera en realizar una huelga en un modelo de educación remota. Esta es una oportunidad de oro para un verdadero cambio en este modelo de subsidio a la educación de los más pobres. El gobierno debe pasar a dar dinero directamente a los estudiantes para el pago de matrículas en cualquier centro de educación superior quiera ir y donar los activos de la UASD a los sindicatos de profesores y trabajadores para que sean verdaderamente autónomos para generar ingresos ahora como propietarios de la universidad. La idea la expuse en este artículo Subsidio directo estudiantes de la UASD