De los profesores y empleados de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, que como ya es uso y costumbre están de nuevo en huelga remunerada, el gobierno debe desentenderse de una vez por todas. Debe ver la UASD como un intermediario que ha fracasado en propiciar la educación profesional de estudiantes de bajos ingresos. Casi la totalidad del presupuesto de esa entidad llega vía transferencias gubernamentales, un dinero para contratar a profesores que enseñen y empleados que den soporte administrativo.
Como no lo hacen, el gobierno debe eliminar la intermediación del inoperante centro educativo y dar a los estudiantes un subsidio directo. Ni un solo peso a la UASD, todo el presupuesto se divide prorrata entre los estudiantes y se les transfiere a una cuenta de ahorros en la entidad bancaria de su preferencia. Estos valores, obviamente, sólo serían redimibles para el pago de la matrícula en la universidad donde decidan estudiar.
Este es el esquema tipo “voucher” al estilo Milton Friedman. Los estudiantes adquieren de esta manera la opción de “votar con los pies” y dar a conocer su verdadera valoración de la calidad educativa de una entidad que tanto se vanagloria de un pasado que hace tiempo no honra. También, si prefieren seguir expuestos a delincuentes encapuchados que con impunidad destruyen automóviles a pedradas, queman gomas y ponen en peligro sus vidas, en eventos de terror cada vez más frecuentes y sin sentido.
Los que prefieran seguir sus estudios en la UASD, desprovista ahora del subsidio fiscal, tendrán la oportunidad de ser más exigentes. Ahora se sienten que le están regalando una educación profesional no pueden pagar en otro lado. “El equino legado al que no se le pueden hacer apreciaciones odontológicas”, la lenteja que se come o se deja. Ya no más.
Por primera vez la UASD sentirá que le están velando sus clientes que antes eran cautivos. Universidades privadas estarán ahí ofertándose como una opción alternativa, con exámenes estandarizados de competencias se pueden tomar por internet, consultas del proceso de convalidación, inspección de programas educativos y calidad de los docentes.
¿No alcanza lo que el gobierno tiene asignado en su cuenta de ahorro para las universidades más caras o una carrera costosa? No hay problema. De ser admitidos, el complemento se logra con FUNDAPEC, una gloriosa institución que permite estudiar en universidades privadas a miles de jóvenes. Un crédito educativo, garantizado por el gobierno en los primeros años, permitiría a los más humildes romper las cadenas hoy los atan al cotidiano caos de la UASD.
Sólo algo así salvará esa universidad. Mientras el gobierno mantenga las transferencias, sin importar si se da o no docencia, seguirá el perverso incentivo para el desorden y los abusos contra los estudiantes serios y el resto de la sociedad.