Estuve en la Plaza Anacaona (como debería llamarse el famoso Parque Colón) este “Día de la Raza”. Sí, de esa raza de animales feroces que llegaron a “descubrir” lo que había sido descubierto miles de años antes; a “conquistar” aquello de lo que simplemente se apropiaron por la fuerza; a “civilizar” a cientos de millones de seres que vivían bajo sus propias normas de convivencia y a imponer un dogma religioso a sangre y fuego, con lo que el mismo Cristo no estuvo de acuerdo, porque fue el día en que se inició el genocidio más grande de la historia humana…(Por eso sumé mi grito a la protesta por el asesinato de Anacaona y su pueblo).