Una efectiva política pública dirigida a una Política Social, conlleva de manera inexorable a una misión y a una visión donde la Protección Social, como eslabón principal, trascienda la mera meta del asistencialismo, caracterizada por la beneficencia y/o la caridad. En una Política Social global, visualizada y objetivizada como eje central de protección social, la desigualdad y la pobreza no pueden anclarse, pavonearse en detrimento de la colectividad.

Cuando leemos el Panorama Social de América Latina y el Caribe y comprobamos que la pobreza media en la Región ronda un 28% y en nuestra sociedad es de un 40.7% y la Indigencia se sitúa en un 20.2%, muy por encima de la media (9.68%) y de países con economías más pequeñas y que salieron de la guerra hace apenas 13 años (El Salvador donde la indigencia es de 12.5%). La sensación nos abruma y desconcierta, sobre todo encontrándonos con naciones que vieron disminuir la pobreza en los últimos 10 años de manera significativa.

Es el caso de Perú, Panamá, Chile, Uruguay, Brasil; sin embargo, nosotros nos encontrábamos en el 2000 con una pobreza de 32%; en el 2001 de 32.7% y en el 2002 de 32.7% y hoy,11 años después, nos encontramos paralizados con el agravante de que somos 2 millones de seres humanos más, con una tendencia social desgarradora, pues de cada 100 niños nacidos en la sociedad dominicana, 77% nacen pobres, indigentes y vulnerables y la implosión es más lacerante cuando auscultamos en el tejido social que de ese 77%, solo un  2% saldría de sus condiciones materiales; vale decir, un 2% ascendería en la escala social a través de la movilidad social. Se da pues, una verdadera movilidad social truncada, desmovilizada, sin horizonte cierto y por lo tanto, sin esperanza.

El deslizamiento favorable de 2005, un 47.5% de pobreza a un 41.2% en el 2012; para un análisis sociológico serio, lo más profesional, bien ponderado, no constituye un hito a tomar en cuenta. Ello así porque el 2005 era la secuela de la crisis financiera (los tres bancos); y, toda crisis financiera-económica genera una determinada pobreza coyuntural que desaparece tan pronto pasa la crisis y se estabiliza la economía. Resalta, aun más, si la economía crece, como es el caso que estudiamos.

El sentido de Políticas Públicas, sobre todo Social, que igualen  a los ciudadanos en los territorios se pone de manifiesto cuando vemos que desde el 2005 la economía dominicana no solo se estabilizó, sino que creció a una tasa promedio de 5.5%. Actualmente, somos la novena economía de América Latina de 34 países después de Brasil, México, Argentina, Colombia, Venezuela, Chile, Pero y Ecuador. Hemos crecido y la pobreza hoy en día es más alta que en el 2000 según el más reciente Informe del Banco Mundial.

En el Estudio Actualización de las estimaciones oficiales de la pobreza Monetaria en República Dominicana del 26 de Julio 2014, del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, denominado Focalización de la pobreza, encontramos dos cuadro interesantes que relievan, resaltan la dura realidad del drama social que vive una franja importante de la sociedad dominicana. Veamos:

Indicadores de Pobreza y Desigualdad:

En el año 2000  =  32 %

2001    =  32.7%

2002    =   32.7%

2003    =  41.5%

2004    =  49.9%

2005    =  47.9%

2006    =  44.2%

2007    =  43.6%

2008    =  44.2%

2009    =  42.1%

2010    =  41.6%

2011    =  40.4%

2012    =  40.9%

2013    =  41.2%.

 

Ahora, observemos el Cuadro sobre la Evolución Promedio Ingreso Real Percápita de los hogares, Marzo 2000 a Marzo 2014 (a precios Marzo 2014)

En el año  2000  =  ingresos RD$11,564

2001    =  ingresos  RD$10,626

2002    =  ingresos  RD$10,447

2003    =  ingresos  RD$  8,744

2004    =  ingresos  RD$  7,159

2005    =  ingresos  RD$   7,553

2006    =  ingresos  RD$   8,026

2007    =  ingresos  RD$   8,182

2008    =  ingresos  RD$   8,264

2009    =  ingresos  RD$   8,586

2010    =  ingresos  RD$   8,686

2011    =  ingresos  RD$   8,721

2012    =  ingresos  RD$   8,877

2013    =  ingresos  RD$   8,693

2014    =  ingresos  RD$   8,822.

Lo importante entonces, es preguntarse por qué si creamos riquezas, hoy hay más pobres en término absoluto y relativo que en el año 2000; a qué se debe que el Ingreso Real percápita ha ido disminuyendo desde el 2000 ($11,564.00 por hogares), a $8, 822.00 en el 2014, cuando hemos crecido desde el 1991-2014 a una tasa promedio del PIB de 6.3% (incluyendo el 2014).

La primera de las hipótesis es todo el entramado institucional y su ostensible debilidad. Mientras el Foro Económico Global en el Índice de Competitividad obtuvimos una puntuación general promedio de 101, en el factor INSTITUCIONALIDAD sacamos una puntuación de 117, lo que indica el deterioro en que nos encontramos en este importante indicador que mide el imperio de la ley, la corrupción, la falta de transparencia, la rendición de cuentas y el rol de la justicia.

La segunda es la falta de compromiso, de liderazgo, de voluntad de la elite política para diseñar políticas públicas más incluyentes, que creen más capacidades, más Capital Humano, que coadyuven con la ruptura de la pobreza intergeneracional. No cabe dudas que viendo los datos sobre la pobreza que hemos reseñado aquí, desde el punto de vista de los resultados y con respecto a la sociedad toda, la Clase Política y sobre todo, los que han gobernado desde el año 2000, han fracasado tanto desde la perspectiva interna, vale decir, analizando lo que tenemos hoy con relación al 2000; y, más, si nos comparamos con los países de la Región, donde el promedio de Indigencia es de 9.6% y República Dominicana 20.2%. Otros lograron bajar la pobreza de manera extraordinaria, tales como Panamá, Ecuador, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay, Perú (una verdadera revolución) y Uruguay, por citar solo algunos.

La tercera explicación es la poca sensibilidad de la elite económica que todavía sigue creyendo que la competitividad se logra con salarios de miseria y no por la asunción de nueva tecnología y más innovación. Está comprobado que la Productividad del trabajador ha aumentado en los últimos 11 años situándose hoy en día en 1.27. Esto significa que la Fuerza de Trabajo es un componente fundamental en la creación de riqueza para los empleadores; que agrega más valor del esperado. Empero, a la hora de la distribución se va alrededor de un 75% para el Capital y apenas un 25% para el empleado/trabajador. Los ingresos de los empleados, produciendo más, han ido disminuyendo como se resalta en uno de los cuadros y como estableció el FMI en su Informe para el Banco Central en el 2013, que señaló que el Salario Real había decrecido en un 27%, en los últimos 13 años.

La democracia es una forma pacífica de resolver los conflictos de intereses, pero al mismo tiempo, como nos dice Habermas, la democracia “es la domesticación del poder del Estado”. Tenemos que converger en que se amerita un pacto en la construcción de un Estado que propicie una verdadera protección social y no un Estado asistencialista que no saca a nadie de la pobreza y que diverge en la distribución de la riqueza y la desigualdad. Una divergencia que nos divide y destruye como sociedad, epicentro de menos Cohesión Social.