De diálogos y negociación está empedrado el largo camino de la historia de la política. Sin embargo, parece que mientras más avanzamos en ese camino más difícil les resulta a muchos su caminar, más difícil entender que son las circunstancias las que determinan el recurrir o no a estas herramientas políticas y no los deseos, posiciones y/o principios que digan sustentar los actores principales de un determinado momento político. Esto, a propósito de algunas opiniones expresadas por determinados participantes en el encuentro que sobre la Marcha Verde organizara el Centro de Estudios Sociales Padre José Luis Alemán, de la PUCMM en pasado 28 de septiembre.

En ese evento se hicieron cinco interesantes ponencias, todas con sustanciales diferencias de enfoques. Sin embargo, en el momento de debatirlas surgieron profundas diferencias entre algunos ponentes y parte del público que hicieron que los primeros acentuaran sus puntos de vistas, al tiempo de encender el ánimo y las posiciones de los segundos. A pesar de que el grupo de los ponentes representaban una parte de las vertientes que integran el Movimiento Verde, por sus características personales y/o sus adscripciones políticas y nivel formativo, sus opiniones resultan muy útiles para tener conocimiento de las principales posiciones que se debaten al interior del MV.

Los mayores énfasis del debate fueron los relativos a lo que los ponentes y muchos de los presentes entienden qué es el Movimiento, hacia dónde dirigirlo y cómo lograrlo y los retos que debe superar para su sostenibilidad; sin que faltaran discusiones en torno a conceptos como el de gobernabilidad, el dialogo político, y el tema de la pertinencia o no del pedido de renuncia del presidente Medina. Sin dejar de reconocer el esfuerzo que desde el MV se hace para sortear las diferencias entre sus principales activistas, persistir en posiciones de trinchera dificultan significativamente el avance en cuestiones que son vitales y que fueron expuestas por algunos panelistas.

Eso se evidenció el abordaje del tema dialogo/negociación. Se hizo un llamado al dialogo al interior del movimiento que posibiliten llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas opositoras. Por lo menos un ponente planteó la eventualidad de que las circunstancia podrían determinar eventual dialogo con las fuerzas del gobierno. Lamentablemente, el referido abordaje giró torno al concepto crisis de gobernabilidad, sobre el cual hubo un relevante equívoco. Esta se confundió con crisis política, la cual indica una situación de ruptura del marco institucional en que se sostiene un determinado poder, la crisis de gobernabilidad alude a la extrema dificultad sistema de discurrir con fluidez sin acuerdos mínimos entre sus actores fundamentales.

A pesar del alto grado de ilegitimidad de las principales instituciones del Estado, no estamos ante una crisis política, aunque sí de gobernabilidad. Las principales instituciones del sistema: parlamento, las llamadas Altas Cortes e incluso los grandes partidos atraviesan por una profunda crisis de legitimidad, pero eso no basta para que se produzca una total quiebra del sistema, es necesario que quienes les adversan tengan la fuerza suficiente para producirla y esa no es la situación. Más aún, estamos bastante lejos de una unidad de criterio sobre la posibilidad y/o pertinencia de que esa quiebra se produzca, independientemente de que difícilmente se encuentren muchos que no lo deseen.

Sin que se hiciera explícito en términos verbales, percibo que, en el fondo, la generalidad de los ponentes y de muchos participantes tuvieron esa apreciación para rebatir la idea de algunos, expresadas en el evento objeto de estas líneas sobre la pertinencia del pedido de renuncia al presidente Medina, como lo plantearon otros en un documento hace varias semanas. De todos modos, el evento tuvo discusiones de mayor calado y sentido de pertinencia y vale la pena volver sobre a insistencia que se hizo en la necesidad de un mayor nivel de relacionamiento entre el MV y las referencias políticas organizadas que del mismo son partes e inciden. Pero para lograr eso estas últimas deben superar su desvinculación con amplias franjas de la población.

Finalmente, reitero que en una situación de crisis política como de gobernabilidad las negociaciones son prácticamente inevitables. Hacer política es negociar y más aún si se plantea una transición de un régimen hacia otro. Sí, como bien decían todos los ponentes, sin salir del PLD es imposible ponerle fin a la impunidad y la corrupción, entonces el camino de la política es inevitable. Quien no sea consciente de que la política es el arte de lo posible correrá otro camino. No el de la política.