Recientemente el Consejo Dominicano de Uniones Evangélicas (CODUE) representado por Fidel Lorenzo, su presidente, planteó la iniciativa de “orientar a su feligresía con respecto a los candidatos presidenciales, congresionales y municipales que apoyan la legalización del aborto, el matrimonio gay  y auspician o prohíjan el libro “Hablemos” de Profamilia”.

La Fuerza Nacional Progresista (FNP) en la voz de su diputado Vinicio Castillo Seman le dio apoyo público a esta iniciativa. “Nosotros apoyamos firmemente las posiciones del CODUE cuando plantea el derecho que tienen de orientar a su feligresía, en cuanto a no votar por candidatos que promueven valores contrarios a la fe cristiana”.

Varios articulistas e instituciones religiosas y no-religiosas han rechazado estos planteamientos por considerarlos violatorios a la constitución en la medida en que se promueve con ello la intolerancia y el irrespeto a la diversidad sexual y atenta contra la libertad de expresión y de acción, esencia fundamental de nuestra constitución definida como democrática.

¿Qué impide a las instituciones religiosas, iglesias y partidos políticos asumir la promoción del voto consciente desde la evaluación del ejercicio de poder legislativo, judicial y municipal en el sentido de los valores de honestidad, democracia, respeto, coherencia, transparencia y equidad?

Se destaca en muchos casos que las iglesias (como bien plantean los adventistas) no deben instar a su feligresía a votar por un candidato u otro porque esto implica una mezcla entre religión y política.

Resulta preocupante que asociaciones religiosas como el CODUE y partidos políticos como el FNP estén dedicando tanto tiempo y esfuerzo por influir desde la opinión publica en comportamientos discriminatorios y de persecución hacia grupos, instituciones y personas que desarrollan procesos educativos en determinados sectores para evitar la proliferación de Infecciones de Transmisión Sexual como las ITS, el VIH SIDA y/o prevenir embarazos no-deseados.

La ausencia de programas de educación sexual efectivos desde el sistema educativo y desde el estado está siendo cubierta por grupos como la comunidad GLBT que trabaja con población Gay, Lesbiana y Transexual desde procesos educativos y Profamilia en muchas comunidades y provincias del país.

¿Cuáles son los valores que deben ser preservados y promovidos en un proceso electoral con miras a un voto consciente?

La discriminación y la exclusión de las personas por ser diferentes en términos raciales, culturales, por su sexualidad o por su religión no es un valor, es un antivalor que atenta contra la democracia.

En la antesala del proceso electoral se necesita tomar los valores como referencia de análisis de candidatos y candidatas. Cada comunidad, barrio, municipio y provincia debe evaluar a sus diputados/as, senadores/as, alcaldes/as, regidores/as y autoridades actuales identificando en ellos/as su apego a un ejercicio de poder transparente, democrático, responsable con sus funciones y sobre todo libre de corrupción y malversación de fondos. Igualmente a aquellos que son candidatos y candidatas para la contienda electoral actual.Este es un ejercicio ciudadano fundamental en miras hacia un voto consciente.

¿Qué impide a las instituciones religiosas, iglesias y partidos políticos asumir la promoción del voto consciente desde la evaluación del ejercicio de poder legislativo, judicial y municipal en el sentido de los valores de honestidad, democracia, respeto, coherencia, transparencia y equidad?

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY