“Hay un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol. Oriundo de la noche.
Colocado en un inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol…”*

(*Fragmento de Hay un país en el mundo. Pedro Mir)

Siendo la Republica Dominicana, un país ubicado en el mismo trayecto del sol, con riquezas naturales (Barrick aparte) y potencial humano de sobra…¿Por qué le cuesta tanto transitar los caminos de la planificación?

Las respuestas, que pueden ser varias, no serían materia de este artículo pero si motivo de reflexión para quien escribe y para el lector.

Muchas de esas respuestas y razones pueden venir del hecho de que somos una sociedad en construcción, un país en desarrollo.

Aunque pudiera parecer lo contrario, nuestro canto de hoy más que un llanto es un canto de esperanza; una aspiración a a que de una vez y por todas un gobierno – tan bien intencionado como el actual y con amplio apoyo de las mayorías- se encamine a realizar los cambios estructurales que necesita nuestra sociedad.

Más allá de una reforma constitucional que permita a un buen presidente seguir gobernando, lo que nos hace falta es un plan de acción (escalonado a 10, 20 y 30 años), que sea fruto de un compromiso formal entre todos los actores de la vida nacional. Un plan que abarque desde la educación hasta el desarrollo tecnológico, pasando por la construcción de infraestructuras…y siempre con las necesidades básicas garantizadas (por ejemplo comida y salud) .

Ese plan de construcción de escuelas, estancias infantiles, guarderías, etc. que lleva a cabo el gobierno, luce ser un buen ejemplo de plan de acción; pero … ¿hasta cuándo llegaría? …¿Hasta un cambio de presidente?

Que la implementación de este tipo de planes dependa de la voluntad – exclusiva- del gobernante de turno es poco esperanzador para una sociedad en construcción.

¿Qué planteamos?

No planteamos nada nuevo bajo el sol, más bien lo mismo que han venido planteando todos los partidos desde la oposición – sobre todos los dos grandes partidos “progresistas del sistema dominicano”: INSTITUCIONALIZACIÓN.

Planteamos transitar el camino de la institucionalización y que las decenas de escuelas construidas sean parte de un plan tan serio para Danilo como para Leonel; para el PRM como para el PRD….por poner un ejemplo.

Otro sueño – tan posible como el anterior- es que un Ministerio de Energía en la Rep. Dom. pueda consensuar e impulsar las iniciativas que hacen falta para que las horas de sol de nuestra isla, y los vientos que hoy solo nos refrescan, sirvan en términos energéticos más allá de lo anecdótico.

Nos gustaría ver un Ministerio de Obras Públicas y un INVI que coordinados por una Comisión Nacional de Energía – de la que si no forman parte deberían formar – hagan que en cada obra nueva, se garantice una parte del suministro energético mediante energía renovable….o en términos prácticos y por poner otro ejemplo: que no exista un solo techo, de ninguna obra promovida desde el estado, que no genere energía mediante fotovoltaica.

Todo esto no puede pasar de ser el sueño de un escritor dominguero si no hay una voluntad nacional de promoverlo, si no se hace una planificación conjunta en la que participen: los del dinero, los del poder y los que votamos. Que se haga un compromiso de verdad, bajo un liderazgo que, por la naturaleza de nuestra sociedad, sería un liderazgo dirigido desde el Poder Ejecutivo.

Aunque luego de decir esto nos preguntamos ¿Pero a este Ejecutivo quién le controlaría? …¿Un Congreso responsable mediante leyes que garanticen este plan a 10, 20 y 30 años?…

Qué cosa, hoy nos dio por hacer preguntas tontas; pero es que creemos en este país “…donde duerme
un bosque en cada flor y en cada flor la vida…”