Siempre han existido bienes y servicios, unos mejores que otros, pero en un mundo globalizado, interconectado e informatizado como el de hoy no es posible ofertar, con éxito, un bien o un servicio que no responda a estándares de calidad que aseguren al usuario las garantías de satisfacer sus necesidades y deseos.
En términos etimológicos la palabra calidad proviene del latín qualitas que indica cualidad, el modo de ser, y según el Diccionario de la Real Academia Española significa: "Propiedad o conjunto de propiedades inherentes a una cosa que permiten apreciarla como igual, mejor o peor que las restantes de su especie”.
Vista así, la palabra calidad designa el conjunto de atributos o propiedades de un objeto que nos permite emitir un juicio de valor acerca de él; en este sentido se habla de la nula, poca, buena o excelente calidad de un bien o servicio.
¿Cuándo se inicia la preocupación por la calidad de la educación?
En una publicación en Internet, la profesora del curso de Maestría en Educación de la Universidad César Vallejo de Perú, Marlene Astudillo Vicente afirma que como antecedente hay que reconocer que la preocupación por la calidad de la educación surge en Estados Unidos en el año 1983, a raíz del Informe de la Comisión Nacional de Excelencia de la Educación, que expresaba: “El estado actual de la educación en Estados Unidos pone en peligro la competitividad e integración de la sociedad norteamericana”.
Asimismo, expone que en 1984 las autoridades norteamericanas y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), organizaron una reunión internacional con todos los Ministros de Educación de los países miembros, donde acordaron que la calidad de la educación básica sería una prioridad estratégica.
Ante tal acuerdo, entre 1985–1990 se realizó una serie de reuniones internacionales orientadas a vincular la calidad con distintos componentes de la educación, como son: calidad y currículo, calidad y dirección escolar, calidad y docentes, calidad y evaluación, y escuelas y calidad de la enseñanza.
Estudiosos plantean que así como la universalización de la escolaridad primaria, representó la utopía para los inicios del siglo pasado, el poder brindar una educación de calidad a todos los individuos se convierte en la nueva utopía de este siglo XXI. Por tanto, democratizar la calidad es el mayor desafío actual para cualquier sistema educativo.
En este sentido, la aspiración legítima de una educación de calidad hace que el tema permanezca en el centro del debate en muchos países, y debe serlo mucho más en este terruño, fundado por Duarte, en que las mediciones internacionales lo colocan en los primeros lugares, cuando se clasifica de menor a mayor la calidad de la educación básica.
La calidad es una condición alcanzable, medible y rentable que puede ser muy importante para establecer la diferencia entre el éxito y el fracaso. Asimismo, que mientras exista insatisfacción de un cliente o usuario, un producto o servicio que no cumpla las expectativas de éste, se estará hablando de calidad, de cómo gestionarla, de mejora continua, en búsqueda de la excelencia. También hay que tener presente, como dice Crosby, que la calidad nos cuesta, no es un regalo, pero cuesta más la no calidad. En otras palabras, es mejor hacer las cosas bien desde el principio que hacerlas dos veces, porque se ahorra tiempo, dinero y esfuerzo, además, el tiempo que se ocupa en volver a hacerlas podría utilizarse en hacer otras cosas más productivas que tener que corregir errores.
Por el carácter público y social que tiene la educación, la calidad es consustancial con ella, y permear a todos los elementos que conforman el sistema: el aprendizaje de los alumnos, el desempeño de los docentes, la actuación de los directores, el currículum, los recursos que utiliza la escuela…
La sociedad dominicana está pagando caro la falta de calidad de su educación, por tanto, los discursos oficiales hay que transformarlos y convertirlos en acciones, en realidades, de manera que la escuela desempeñe el rol que le corresponde, de contribuir al desarrollo personal, social y cultural de país.