Hoy llevo un tema a la mesa que preocupa mucho. Veo como más y más empresarios y emprendedores se mantienen en la lucha por los resultados, la productividad y el éxito de sus negocios.

Sé que es difícil sacar a flote un negocio, pero no debe ser acosta de nuestra felicidad. Y es que decirlo es más fácil que hacerlo, como empresarios lo queremos todo, ser felices, tener el negocio, abrir más empresas, crecer, hacer dinero y tener los domingos libres para ir a la montaña.
Pero por alguna razón no se puede todo y menos al mismo tiempo.

En general esta reflexión creo que la tenemos todo.

A pesar de no existir palabras mágicas y fórmulas que resuelvan todo, es oportuno decir que merecemos darnos espacio y tiempo para disfrutar, así de simple.  Pero no es pasar un día en casa durmiendo con los niños o viendo Netflix. No es eso. Es poner el negocio en pausa y darnos el chance de disfrutar.

Por alguna razón, el negocio nos da una adrenalina y una adicción que queremos mantener por largo tiempo, pensando que esto nos traerá la felicidad. Sin embargo esa felicidad nunca llega y cada vez se hace más escurridiza. Entonces nos damos cuenta que la felicidad hay que buscarla y que el disfrute nos ayuda a crear ese balance que tanto estamos buscando en el negocio y que el por sí solo nunca nos dará.

En vez de buscar día tras días, ser más exitosos y reconocidos, deberíamos buscar día a día estar más en paz y ser más felices y eso solo lo logramos estando en contacto con nosotros mismos y añadiendo a nuestra vida, otras áreas de vida como la recreación, la espiritualidad, la familia y la vida social.

Pero, ¡por Dios!, que difícil se nos hace.

A veces quisiéramos que viniera el esposo, la esposa, el novio o la amiga y nos diga, casi obligado:

– ¡Camina, vamos a darnos unas cervecitas en la zona, y suelta eso!

Pero no, por alguna razón preferimos seguir estar atados a la recompensa que vamos a generar con ese gran negocio y así se nos pueden ir los años sin hacer lo más importante:

¡APRENDER A DISFRUTAR!

¡Seguimos en este camino!

Disfruta y crece,

Roxanna