El cardenal odia los condones, especialmente los de Profamilia. Como sucede en otros países, no acepta que la calle El Conde se le llene gentes con turbantes y le nazcan minaretes a la Catedral Primada, como una Hagia Sophia.
El otro día se mostraba preocupado, se quejaba en la televisión porque el segundo nombre más común en Inglaterra es MOHAMET (no La Mecha) . Sabe que los templos católicos de Europa se están convirtiendo en discotecas y mezquitas; sabe que dentro de 30 años la mayoría de los habitantes de Alemania, como en muchas otras naciones, serán en mayoría musulmanes.
Ya lo sabe: El catolicismo está en peligro y, si el rebaño no folla con precisión y preña a granel será arropado por los curies musulmanes. Por esto odian los condones.
Dice el cardenal que en Europa, mientras los musulmanes tienen 6 hijos promedio, los católicos tienen menos de uno… y en América vamos por el mismo camino. Los estudios establecen que para que una civilización pueda sostenerse como tal, las parejas deben tener, por lo menos, dos y medio hijos. El catolicismo está en peligro. Será arropado por los musulmanes si siguen usando condones. De aquí su ataque a la campana educativa sexual de Profamilia: quiere muchos pobres y los quiere chichadores sin condones.
El papa lo sabe y ha lanzado su grito de guerra. Sabe que las guerras religiosas de hoy, en vez de darse en cruentos campos de batalla, se resuelven deliciosamente follando en la cama, pero sin condones.
Francisco coincide con el cardenal y ha dicho que las parejas católicas que solo tienen un hijo "por comodidad" no contribuyen con la Iglesia…critica a las parejas que, pudiendo aportar tres, solo aportan una sola ovejita al rebaño, un solo soldadito a la causa católica. Ver:
Nos sugiere que le sirve mejor a su Dios quien más folle y preñe. Su arenga preferida:
¡A Dios rogando y a la mujer preñando!
Origen de la persecución contra Profamilia
Ha surgido una luz y en estas declaraciones del papa y del cardenal creemos encontrar la razón del ataque y la persecución desatada contra Profamilia…en contra de sus condones.
Por este interés que tiene es que la Iglesia fascista promueve la alta natalidad: se niega a dar una respuesta efectiva y real a la sociedad sobre el problema. En vez de aportar soluciones le da un tratamiento irracional, mezquino, descaradamente egoísta e interesado…busca incrementar nacimientos de niños soldados para ganarle la guerra al Islam.
De manera que: detrás de su engañoso lema “en defensa de la vida” se esconde el verdadero fin que persigue la Iglesia: que los matrimonios católicos (pueblos católicos) se reproduzcan sin control para que le proporcionen soldados creyentes a granel y a bajo costo.
Hitler promovía esta práctica cuando reunía en sus “campos natales” a las jóvenes parejas alemanas para que follaran sin cesar y le dieran niños soldados. Fábricas humanas que servían a sus propósitos guerreros pues, para todas esas mentes fascistas deformadas, el fin justifica los medios: el propósito de supervivencia de la especie (la Iglesia) trasciende a lo personal y a lo humano. La niña violada debe parir para beneficio de su Iglesia católica, debe ser rígida para imponer su ideología.
El buen cristiano debe tener 3 hijos
Francisco está conminado a los católicos a tener muchos hijos, no le satisface que las parejas se limiten a uno, y para ello les ordena chichar y chichar sin condón y evitar cualquier tipo de aborto, lo recomienda desde que leyó el informe que predice el colapso del catolicismo si su rebaño no se tira a la cama a fabricar por lo menos tres hijos por pareja. Ha sido una decisión científica pues “La guerra de las camas” ya se perdió en Europa y no se quiere perder en América.
El cardenal preocupado
Las mujeres europeas se niegan a parir y la cantera de católicos se ve disminuida… hay que evitarlo en Dominicana. La industria multinacional católica romana está en crisis por falta de materia prima: los niños. Hasta hace poco tiempo la Iglesia se nutria de fieles mediante el bautismo de los niños que le suministraban a su entero costo los matrimonios católicos, los que en antiguos tiempos parían como curies. Por ello dicen que los no bautizados (niños moros) van al infierno y por ello les facilitan el registro civil en las parroquias: técnicas de reclutamiento. En la antigüedad debían tener mayoría de edad para el bautismo (como en la época de Cristo) hasta que se dieron cuenta del truquito, de sus beneficios. Además necesitan niños para satisfacer la demanda de sus pederastas.
Asunto de costo
Aunque ya escaso, el negocio de la “pederastia espiritual”( seducción y reclutamiento de niños inocentes en la fe) resulta muy rentable, cuesta menos dinero bautizar un niño ingenuo ( el que luego será reclutado a los 7 años y catequizado en su primera comunión) , que esperar que crezca para luego convencerlo cuando adquiriera suficiente conciencia para mandar pa’l carajo a los curas con sus dogmas. Pero ya la pava ya no pone donde ponía.
La situación se agrava cuando los expertos dicen que la próxima gran conflagración mundial se dará por motivos culturales religiosos, la llaman “guerra entre civilizaciones”. Pero la iglesia se ha dado cuenta de que la cama es el mejor campo de acción para agenciarse soldados. Damas católicas, lo dijo el Papa: a parir se ha dicho.
Exhortaciones finales
¡Pueblo dominicano! vamos a complacer al papa y a su cardenal, al general primado de América, no escuchemos a Profamilia, ni usemos el diabólico condón, tirémonos cada noche a la cama con una medallita de Tatica en el pescuezo para que el espíritu santo nos preñe de hijos.
Como nos dice el cardenal:
¡Fuera la educación sexual!
¡Abajo Profamilia!
¡Fuera el diabólico condón!
Lo dijo el Papa Francisco
¡Camaradas a las camas que nos alcanzan los musulmanes!
¡A Follar SE HA DICHO!
PD: Invitamos a los fieles de la Catedral Primada para que saliendo del Tedeum ordenado por Ray Guevara y su Tribunal Constitucional para este domingo, asistan al Parque Colón para que presencien la quema de unos 100,000 condones arrebatados a Profamilia por el Opus Dei. Para la gloria de Dios y de nuestra Protectora.