Nueva York.-Contrario a otros grupos migratorios, los dominicanos desperdiciamos el dinero acumulado en el negocio de las drogas y vamos camino a desperdiciar nuestra cuota de poder político.

Muchos descendientes de irlandeses e italianos que hicieron negocios ilegales comenzando el siglo 20, hoy son personas honorables.

Con dinero del tráfico de alcohol ilegal durante la “ley seca”, Joseph Kennedy llevó a su hijo John F. Kennedy a la presidencia estadounidense. Muchos dominicanos desperdiciaron el dinero de las drogas consumiendo drogas, lo gastaron con prostitutas o apostaron a las patas de los gallos.

Con los 80 terminó la era de las drogas, con los 90 iniciamos la era de los políticos.  Guillermo Linares, nativo de Nagua, fue el primer político dominicano electo en éste país cuando ganó un escaño en el concejo municipal en 1991, hace 27 años.

Vivimos el auge político dominicano, sólo en Nueva York tenemos  cerca de una docena de escaños en el Concejo Municipal, la legislatura estatal y el Congreso Federal. Y nada tangible podemos mostrar como fruto ésta cuota de poder político.

En los 80 faltó  liderazgo y visión para convertir el dinero del narco en poder económico y político. Hoy, como ayer, nos falta liderazgo y visión  para convertir la representación en auténtico poder político.

Nuestros “líderes” tienen grandes egos, ninguna visión

Ayer los narcotraficantes dominicanos se mataban entre ellos, hoy los políticos dominicanos se aniquilan entre ellos. Los políticos parecen desconocer la historia de los narcos, la repiten.

Los narcos manejaron sus negocios como proyectos personales, familiares;  los políticos manejan sus posiciones como negocios personales, familiares.

Nos borraremos de la historia neoyorquina como las olas borran las huellas  de  la arena en la playa. De nosotros quizá quedarán algunas estatuas de Duarte, también nombres dominicanos en ciertas calles y escuelas, nada más.