El gasto total del gobierno (921,810) para el 2019 representa el 21% del PIB. Es lo que ronda en los países de la Región que oscila entre 21 al 30%. Se enfatiza que no es la cantidad del gasto, sino su pertinencia, calidad y priorización. Concomitantemente con una ineficiente asignación de los mismos coexisten de manera grave, la política impositiva que más que coadyuvar a favorecer a los sectores más vulnerables de la sociedad, los empuja a la marginalidad.

En los países de economía más avanzada, como lo señala el BID en su Estudio “Mejor gasto para mejores vidas”, la política impositiva contribuye significativamente con la disminución de la desigualdad en un 38%, en cambio, en los países como el nuestro lo hace apenas con un 5%. Sin embargo, en nuestro país esa auscultación que realiza tan importante organismo financiero bilateral, no sucede en nuestra formación social. Al contrario, en los últimos cuatro años y de manera específica desde el 2015, la desigualdad social lejos de mejorar en nuestro cuerpo social, se ha deslizado por la pendiente negativa. Según el Coeficiente de Gini la asimetría social se expande, perjudicando penosamente al Capital Humano y con ello, también al Talento humano.

La problemática de la deuda en nuestro país no se debe a la inversión en salud ni en educación, como dijera el Ministro de Hacienda. Taxativamente esbozó “El nivel de deuda está vinculado al cumplimiento de un reclamo de la población de que se asigne el 4% del PIB para la educación… Tenemos que seguir endeudándonos hasta tanto la presión fiscal no pase al nivel que debe estar. Nosotros no estamos endeudándonos para pagar gastos corrientes, estamos endeudándonos para pagar el porcentaje de gasto de Capital que no cubren las recaudaciones y para refinanciar los vencimientos”. Más claro de ahí ni el agua. ¡Es la concepción ideológica en la diseminación de la composición económica de los mismos y en el síndrome del gasto por emoción, sin sentimientos ni compromiso!

¿Acaso no existe la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo 1- 12 que llama a Pactos Nacionales (tres) en apoyo a la Estrategia Nacional 2030? El Articulo 36 acerca de Reforma Fiscal nos dice “Se consigna la necesidad de que las fuerzas políticas, económicas y sociales arriben a un pacto fiscal orientado a financiar el desarrollo sostenible y garantice la sostenibilidad fiscal a largo plazo, mediante apoyo sostenido a un proceso de reestructuración fiscal integral y el marco de una ley de responsabilidad fiscal que establezca normas y penalidades para garantizar su cumplimiento”. El Párrafo que lo ampara no podía ser más diáfano y elocuente, veamos “El Pacto fiscal implicará que en un plazo no mayor de tres años, se habrá iniciado un proceso orientado a: i) reducir la evasión fiscal, ii) elevar la calidad, eficiencia y transparencia del gasto público, iii) elevar la eficiencia, transparencia y equidad de la estructura tributaria, iv) consolidar en el Código Tributario los regímenes de incentivos…”

República Dominicana es el tercer país con la densidad pública ocupacional más alta de toda la región. Tenemos un empleado público por cada 11 electores y uno por cada 16 habitantes de la sociedad dominicana. Somos, el país que desde el Estado se propicia más la desigualdad. Este no se constituye en un neutralizador de la asimetría, sino que la crea y reproduce. Solo tenemos que ver la diferencia entre el que más gana y el que menos gana en la escala salarial de la Administración Publica: RD$1,246,000.00 y RD$5,117.00 pesos, respectivamente. El que menos gana precisa de 19 años para llegar a lo que el funcionario que más gana, obtiene en un mes. Con las compensaciones a favor del más encumbrado, requiere el menos afortunado de 27 años.

Mientras en la región la inversión en educación promedia 5.5% del PIB, aquí es de un 4%. En salud la inversión es de apenas 1.8%, en cambio, por allá el promedio es de 4.5%. Por otro lado, el gasto total en el área de educación, salud, agua, alcantarillado es de 37% del total del presupuesto; en el entorno regional es más de un 52%. Por eso, países donde su economía es más pequeña que nosotros tienen una esperanza de vida al nacer más longeva y un mayor desarrollo del Capital humano, tanto en cobertura como en calidad.

En el Índice de Capital Humano (ICH) del Banco Mundial, nuestro país está en el ranking 101/157, con una puntuación de 0.49; en el que la expectativa de escolaridad es de 11.3, empero, reajustado por la capacidad de aprendizaje y la apropiación de los contenidos, caen en 6.3 años, esto es, una pérdida de 5 de los que más pierden en el perfil real del conocimiento y los aprendizajes, vale decir, en la capacidad de saber y saber hacer, que es la sinergia en la construcción de las competencias, que es TALENTO que se expresa en los comportamientos.

El Capital humano es la suma de conocimientos, habilidades y destrezas que obtiene un ser humano a través de la educación formal y no formal y en el desarrollo del capital social, que dimana de la capacidad de interactuación social y de las relaciones sociales que se recrean en su contexto social. El Capital humano es como un fertilizante activo en el desarrollo de una planta. El Capital humano es como dijo Milton en El paraíso perdido cuando dibujaba “La mente puede hacer un reino en el cielo o un infierno”. A través del Capital humano desarrollamos la mente, que es el medio de producción por excelencia en la Sociedad del Conocimiento, instalado en el cerebro de cada uno de los 7,400 millones de seres humanos que habitan el planeta Tierra.

Como dijo el Banco Mundial “invertir en las personas a través de la nutrición, la atención médica, la educación de calidad, el empleo y las capacidades ayudan a desarrollar el Capital humano, lo que resulta clave para poner fin a la pobreza extrema y crear sociedades más inclusivas”. En nuestra realidad social, se relieva la inconsistencia: 32.5% de jóvenes sin empleo; 22.5 SIN SIN (sin trabajo, sin estudio); el 80% de los que trabajan ganan menos de RD$25,000. El salario mínimo promedio es de RD$9,500.00. El empleo en la economía informal se encuentra en 58.8%. Entre sectores pobres y Vulnerables, tenemos 70% de la población: 28% pobres y 42 Vulnerables.

Todo esto es la fragua directa del Capital humano, sin embargo, el marco institucional repercute denodadamente para bien o para mal, ora en su desarrollo o disminución. La confianza en las principales instituciones que bosquejan la solidez y calidad de la democracia están cuasi en el vacío: Partidos Políticos (23.4), Congreso (26.2), Justicia (31.2). Si bosquejamos la concurrencia de la falencia y carencia de la inobservancia, la expresión es de esperpento.

Las hebras que se tejen en la visión de los gobernantes con el Capital humano es como un conjunto de telarañas, que nos producen escozor con su complicidad y opresión institucional en materia de políticas impositivas regresivas, gasto público dispendioso, en contra del desarrollo de la gente.