Taiana Mora Ramis, nació en Pimentel, el 27 de octubre de 1965. Cuando cumplió sus Quince para celebrarlos se recogieron los poemas que había escrito desde los ocho años para su primer libro con el título de Tiempos del Olvido, 1980, prologado por el poeta chileno Alberto Baeza Flores, recibiendo una crítica cariñosa de María Ugarte en el periódico El Caribe. Hizo estudios primarios y secundarios en San Francisco de Macorís, concluyendo los mismos en un intercambio de la AFS en Tayon High School de New Branfels, Texas, en 1983, gracias a lo cual adquirió el inglés como segunda lengua. Hizo estudios universitarios en la Universidad Católica de Santo Domingo, graduándose con honores de Licenciada en Periodismo en 1988; realizando estudios de mercadeo en la misma universidad en 1996. Aunque su vida laboral ha estado un poco alejada del periodismo y la literatura, siguió escribiendo poemas, en 1999 publicó su segundo libro de poesía: Plenitud del instante. Sus actividades quedan resumidas en el siguiente historial: Es la directora de la Coalición de Servicios de República Dominicana (CSRD) y Tesorera del Directorio de ALES. Como parte de la Red de Coaliciones de Servicios del Caribe (CNSC) está coordinando la promoción del sector de videojuegos en el Caribe y sus enlaces internacionales.
Taiana tiene más de 27 años de experiencia en desarrollo y promoción de exportaciones de bienes y servicios y más de 20 trabajando en el área del Caribe en instituciones públicas y privadas en estrategias, políticas, fortalecimiento institucional y desarrollo sectorial de pymes exportadoras, especialmente en el sector servicios. Fue Directora Ejecutiva de la Agencia del Caribe para el Desarrollo de las Exportaciones (Caribbean Export), organismo intergubernamental de 15 países del Caribe (CARIFORUM) para la promoción de inversión y comercio. Es actualmente gerente general de NEX Consulting, consultora internacional en cooperación para el desarrollo y comercio internacional. Ha sido presentadora en múltiple foros y eventos internacionales en el Caribe y Europa. Lo que la ha convertido en una viajera impenitente por toda América, Europa, Asia y Oceanía. Entre sus otros textos se destacan: Estudio. Diagnóstico y recomendaciones sobre la profundización de la integración de la República Dominicana en el área del Caribe, mayo 2010 y Estudio de impacto sobre ingreso de la R.D. a CARICOM. Este último junto a Iván Ogando y Angélica Noboa, junio 2011
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Poemas de Taiana Mora Ramis
Poema a la lluvia
Eres el llanto de los muertos
que lloran impiedad.
Eres eso que siempre viene
después del tiempo,
junto a los tiempos.
Habitas en la casa
que cubre el mundo.
Vives en el azul
que como tú nunca muere.
El llanto mata la pena,
pero tu llanto de muertos
mata la vida,
fortifica mi sangre,
elabora mi ensueño.
Cuando pasas jugando
sobre la tierra
te veo hermosa
y ya no extraño la rosa
que nace en cada aurora
y se marchita
en cada morir de la tarde.
Después de la lluvia
Después de la lluvia
comienzo a entender los tiempos
y después de los tiempos
empiezo a ser mujer,
mujer que transita
sobre la loma cansada de la virtud,
que suspira por los mares.
Después de la lluvia
empiezo a cabalgar sobre las amapolas.
Después de la lluvia
las hojas lloran
la impiedad del olvido.
Después de la lluvia
sale de su cárcel de desamor
el arcoíris.
Después de la lluvia
el sol mira entre las nubes
pretendiendo esconder su timidez.
Después de la lluvia
el horizonte hácese más tierno.
Después de la lluvia
vuelve el día con su monótono latir
y comienzo a entender los tiempos.
Soy acostumbradamente algo
Sin pensar en mi destino
yo me enamoré
sin oler el pasado
a tierra mojada después del silencio.
Yo acostumbro a buscar
entre las naranjas del bosque
el olor del sí de la tarde.
Locas aventuras han recorrido mis pies
y mi cuerpo suele quedar inmóvil
viendo los pies alejarse
hasta el fondo de la vida nocturna.
Yo soy acostumbradamente algo
algo que se esconde.
(Nota: Estos poemas son de 1979, a los 14 años,
de su libro Tiempos del Olvido, Editora Taller, 1980)
Los puentes rumorosos de París
Amo la mujer que soy. Recorro los relojes donde soy la sospecha sutil de haberme creado. Yo y la duda, rozando los poemas. Amortizando el viento y la incesante necedad de descubrirnos. Yo, de espaldas a los pechos sudorosos que rozan mis delirios. Yo y la noche decidiendo inquietas las esquinas y los puentes rumorosos de París. Yo y una ciudad perdida delatándome otra que abrazo con nostalgia. Yo y los labios que invento como profecía. En una venta alguien miró llorando y dejó que la lluvia rodara en los canales. El viento frío es otro, preciso e imperfecto y no sé en qué café aguardo por la intensa decepciones de contarme.
Invención de Roma
Acabo de inventarme a Roma, milenaria en el pecado, en las venas abiertas y las catacumbas. Roma que es un paseo largo de ángeles desnudos. Risa suelta y campana ardiente.
Camino de rodillas a Roma como quien cree que el tiempo es un ajeno rosario que duele. A Roma, he traído tu nombre. Alguien fundó las capillas, se hizo entonces tu cansancio y Dios escuchó llorando todas las oraciones muertas y los pecados.
Piezas de Museo
Bajo la niebla tosca de los colores largos se ha posado en la mesa la sombra de los siglos de Susana desnuda entre amantes viejos y la duda endeble de la carne. Solo habremos de esculpir el músculo erecto que tocamos despacio y la sombra sublime del arte y del pecado.
Entre sábanas distendidas
La pasiva violencia de la soledad* me aguarda entre las sábanas distendidas donde no vuelan más las mariposas. No serás tú ni el viento. Nadie habrá más allá de las hojas, ni la pálida entrada del otoño con sus impacientes intentos y sus abismos. No serán tus dedos en mis orillas una húmeda esencia dormida ni sabré jamás qué van murmurando esta noche los cocuyos.
*De Carmen Luisa Figueiras
El invencible duelo
El invencible duelo de enamorarse
debo luchar contra tus sueños
ya que te sueño que me sueñas enamorada.
Llego a lo imposible, a la orilla de tus mejillas
y me vuelvo ola
en estos miedos.
El peligro de asaltar tus ojos me reencuentra.
Soy una mujer tomada por un sueño loco.
El amante incierto
Son muchos los instantes en los que uno besa para el olvido. Para la extraña curiosidad de sabernos, aunque sea de noche y la playa sea un sueño. Habrán de soñarse todos los cuellos hermosos, todos los pechos hermosos, todas las sonrisas que no supieron ser otra cosa. Habrá que traer la noche para vestir con ella los cuerpos cuyo nombre, jamás recordaremos. Es el amante incierto que adormeció implorante nuestros pechos, aquel que no es el nuestro, pero con quien es nada vagando el tiempo eterno, el del beso ancho y profundo del húmedo silencio.
Demorado encuentro con la duda
Ardiente hubo la noche en nuestras soledades, crepúsculo intenso para inventar el olvido, el tiempo para recordar aconteció solemne sobre la tierra
y fui un poco más que dos pezones salados.
Se desvanece la lluvia en este angosto día gris que es un atardecer
un no llegar temprano a los sabores y a la carne
al demorado encuentro con la duda
y las vibrantes rosas del otoño.
Párpado a cuestas
Desde tiempos inmemorables duermo, párpado a cuestas, sobre la intangible levedad de la tarde. Habrá quien inspire un recuerdo más puro que este, mas no tu silencio, sobre el rezaré las siluetas de una vaga y perpetua nostalgia, sobre ti rezaré una plegaria infinita, el salmo pagano que espero desde las innombrables cumbres que inventan tus labios.
(Del libro Plenitud del instante, Prensa Dorada, S.D. 1999).
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La fotografía