Hace ya largos años que el PLD no realiza una convención o votación interna para renovar la dirigencia de sus organismos a nivel nacional, incluyendo la presidencia y la secretaria general.
Y no se atreve porque si se embarca en unas elecciones internas, los tiros, sillas, piedras, palos e insultos entre leonelistas y danilistas cruzarían la frontera hacia Haití.
El PLD no se atreve, siquiera, a realizar reuniones ordinarias de sus comités y organismos partidarios.
Por eso, Reynaldo Pared lleva más de una década como Secretario General y Leonel Fernández llegó a la presidencia del PLD basado en un puro acuerdo de aposento con Danilo Medina. Y punto.
En el PRD ni hablar, desde que ese partido cayó bajo la férula de Miguel Vargas, allí solo se hace pantomimas, no convenciones. Otros partidos políticos tampoco se renuevan.
Sin embargo, el PRM acaba de construir su padrón de 520 mil militantes, en un proceso de varios meses de trabajo con la participación activa de todas las corrientes internas del partido; las inscripciones fueron presenciales en los locales del partido.
El PRM elegirá el próximo 18 de febrero, mediante votación universal, los nuevos dirigentes de todos sus organismos, incluyendo al presidente y al secretario general. Pero, a juzgar por lo que dicen algunos analistas y críticos del partido, ese proceso interno parece un pecado antidemocrático y clientelista. ¿Y entonces? ¿Cómo es la cosa?
Porque la democracia se practica participando, votando y respetando.
En verdad esos críticos son un problema, porque si el PRM propone candidatos veteranos dirían que no le da oportunidades a las nuevas generaciones; si lleva candidatos jóvenes dicen que es una desconsideración a veteranos meritorios; si Luis e Hipólito se desentienden del proceso se diría que es una señal de división, y si ambos líderes se reúnen y acuerdan no confrontarse en candidaturas sensibles e impulsar civilizadamente las aspiraciones de algunos de sus seguidores, entonces lo califican de “acuerdo de aposento”… ¿y quién los entiende?
Y lo curioso es que muchos de los que más critican el actual proceso de renovación del PRM, nunca, o muy pocas veces, han criticado el inmovilismo de un PLD cuya cúpula lleva más de una década sin permitir que sus miembros elijan y renueven mediante votaciones libres a sus autoridades. Cosas veredes.