Plan sin proyectos pactados, culmina en filosofía vana y superficial. Proyectos sin planes, son una miel atractiva para enjambres de clientes políticos desbocados.
Varios profesores del Instituto Interamericano de Desarrollo Económico Social (INDES), denominan la primera opción como “alquimismo social”. La segunda, expresa el síndrome del “bombero barrial”, de acuerdo al Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico (CIDEU).
República Dominicana, acumula todas las especies precedentes. Presidentes, ministros y directores volcados en atraer acólitos efímeros. También, líderes y empresarios que cofunden sus responsabilidades socio corporativas, con una especie de plan social de los pobres.
El Ministerio de Salud de la República refuerza la valoración que sólo un plan decenal de salud con una visión estratégica y proyectos sinérgicos pactados, asegura que no se retorne en pocos años, a la crítica situación de salud-enfermedad, que se pretendió resolver.
La experiencia iberoamericana y anglosajona en planificación, subraya que los proyectos implantados, imponen el valor de un plan. Proyectos que son coherentes con la visión y estrategias del plan. Iniciativas denominadas, estructurantes, sinérgicas y generadoras de victorias rápidas.
Un plan decenal de salud, sin proyectos que sirvan de paradigmas creadores de beneficios concretos y sostenibles para la gente, es apenas un tratado para decorar escritorios, estantes y libreros. Hasta ahora, los planes decenales formulados son una compilación inteligente del block, varilla y cemento del sector salud.
La pregunta no es cuántos hospitales deben construirse en una nación, sino qué beneficios reales aportarán los nuevos centros a la mejoría de la calidad de vida y al control de la probabilidad de morir o enfermar por procesos prevenibles. Lo estratégico es acordar proyectos que generen inclusión, gobernabilidad y capacidades para el desarrollo, como enseñan las tesis confirmadas de Amartya Sen.
Son esos proyectos concertados que validan la frase del Presidente Abinader “no se planifica para fracasar, se fracasa al no planificar. También repito la afirmación que “el cambio hay que planificarlo, hay que reflejarlo en el presupuesto y sólo será alcanzado, si lo imaginan, planifican y trabajan juntos, para ello”.
Desde Chile, Argentina, México hasta España, incluyendo a Estados Unidos y Canadá, los planes decenales y estratégicos territoriales o de salud, se definen por la fuerza emblemática de sus proyectos.
El plan decenal a construir de abajo hacia arriba, asegura una gestión de proyectos sinérgicos con intervenciones concretas. Basado en estrategias y principios con procesos transparentes y participativos. Iniciativas que robustecerán la gobernabilidad y la gobernanza deseada.
Un plan decenal genuino más que una herramienta de Estado, es una carta de ruta de los sectores representativos de una nación y una sociedad, para transformar con proyectos ejemplificantes, la condiciones del bienestar físico, mental y social de la población.