Los resultados de la Prueba Pisa de 2015 han provocado un revuelo de alto nivel en diversos sectores del país. Cada sector tiene una interpretación de los mismos e intenta aportar  alternativas de solución a los posibles factores causales. La Prueba Pisa se está aplicando desde el año 2000. En el 2015 participaron 540, 000 jóvenes de 72 países, según indica el Informe Pisa 2015. Resultados Clave presentado por la OCDE. Una de las características de esta Prueba es que se aplica a estudiantes de 15 años y tiene como prioridad la lengua, las matemáticas y las ciencias.

En el origen de esta Prueba se esconden muchas variables, algunas de las cuales están preocupando seriamente a profesores, a pedagogos, a investigadores,  a economistas, a evaluadores,  a  organizaciones sindicales y a organizaciones no gubernamentales, tanto del país como de otros  contextos internacionales.

En el caso de la República Dominicana está claro que el factor sorpresa no encaja. No tiene sentido tanta alarma y tanta extrañeza ante los resultados de la Prueba Pisa. En artículos anteriores hemos planteado, y continuamos reiterando, que las políticas educativas deben revisarse para recomponer el diseño curricular y para garantizar la continuidad de dichas políticas sin disminuir el rigor en su ejecución y en su actualización.

Asimismo, las políticas educativas  deben  evaluarse para transformar las  condiciones  en que se ejerce la profesión docente, de forma que  les permitan a los formadores un trabajo más eficiente, más eficaz e innovador. En esta misma dirección, habrá que evaluar la política de selección de los maestros, la política de acompañamiento a la práctica educativa, así como el clientelismo político que con sutileza y paliación se mantiene activo.

Cada Gobierno realiza estudios y define prioridades que inician con mucho empuje. Pero en la medida que el tiempo avanza, se incrementa la falta de seguimiento y de continuidad de las prioridades que definen. Cada cierto tiempo iniciamos experiencias nuevas, que llegan al país y se acuñan de forma inmediata sin reflexión amplia y sostenida, como es el caso del currículo desde el enfoque de competencias. Esta opción carece de reflexión y discusión abierta y plural en el país, pero ya estamos implementando ese enfoque. Los cambios continuos sin reflexión e investigación hacen más vulnerable al sistema educativo dominicano

Se esperaba que con los pasos de avance experimentado por la educación dominicana, la preocupación y la atención al desarrollo intelectual de los maestros y de los aprendizajes de los estudiantes tuviera una mayor definición y consistencia. Sin embargo, no se observa un impulso significativo en ese orden. Por esto nos sorprende la participación de la República Dominicana en la Prueba Pisa. Se supone que, si el país participa en este tipo de Prueba, es porque  cuenta con unas condiciones estructurales, pedagógicas y técnicas, que le aportan la certeza de que los resultados van a ser significativos. Pero ocurre todo lo contrario y los resultados no pueden ofrecer lo que no se ha previsto, lo que no se ha preparado.  Por ello los resultados de la Prueba Pisa que corresponden a nuestro país no tienen magia ni sorpresa. 

Los resultados de la Prueba Pisa relativos a la República Dominicana nos aportar lecciones importantes. Compartimos algunas de estas lecciones e invitamos a nuestros lectores a  identificar qué puede hacer para que las mismas se tengan en cuenta para alcanzar  una educación más integral de la ciudadanía y de los sujetos de la educación. Nos atrevemos a extraer cuatro lecciones, que a su vez, constituyen una unidad.

Lección I. Esta lección nos invita  a un conocimiento fundamentado de  nuestro contexto educativo para adquirir mayor apropiación de sus necesidades, de sus posibilidades y de las alternativas de solución a sus problemas más cruciales. Este conocimiento  posibilitará que  las decisiones de políticas sean situadas y estén libres de aquellos parámetros internacionales que no tienen nada que ver con nuestra realidad cultural, socioeducativa y político-económica. 

Lección II. El estudio, la investigación y el debate de ideas constituyen un compromiso social y educativo. Por esto las tendencias y las corrientes de pensamiento que emergen en épocas determinadas deben ser foco de atención, tanto en el sector educativo como en la sociedad. Esto exige que, antes de asumir y aplicar modelos educativos y evaluativos externos,  se desarrolle un movimiento de reflexión y discusión que posibilite un conocimiento cualificado de lo que se pretenda incorporar al sistema educativo nuestro. La Prueba Pisa debió pasar por este debate antes de integrarnos a un proyecto que, al menos por ahora, nos queda grande.

Lección III. Los resultados de la Prueba Pisa relativos a la República Dominicana  demandan  revisión de las concepciones y de los tipos de evaluación que prioriza nuestro sistema educativo. Se deberá  realizar una revisión y actualización de la Ordenanza 1-96. Del mismo modo, se debe hacer un estudio analítico del nivel de coherencia existente entre la Ordenanza que rige la evaluación y las  nuevas orientaciones que presenta el diseño curricular revisado.

Lección IV. La sociedad dominicana y, de modo particular el sector educativo, tiene la responsabilidad de mantenerse alerta ante la lógica estandarizadora que nos recuerdan las personas y organizaciones que suscriben en nuestro continente el Manifiesto contra la Prueba Pisa. El problema de la estandarización con sus consiguientes consecuencias (marginación de las artes, acentuación de la medición, marginación del contexto, etc.) debe ser analizado de forma que posibilite  una  reorientación de la política educativa que busca convertir la Prueba Pisa en la lógica evaluativa por excelencia.

Cada una de estas lecciones demanda de la sociedad y de las autoridades educativas un empeño renovado y orientado a la construcción de un nuevo sentido respecto de la evaluación. Asimismo, requiere la aplicación de instrumentos contextualizados y flexibles.