Pedro Henríquez Ureña, hijo de los ilustres Federico Henríquez y Carvajal y Salomé Ureña, dijo que en una ocasión que la principal causa de la muerte del insigne educador, intelectual y antillanista Eugenio María de Hostos no fue la breve enfermedad que terminó con su vida, sino que más bien: “Murió de asfixia moral”. De hecho el maestro Hostos pasó sus últimos años en Santo Domingo, decepcionado por la falta de compromiso del pueblo puertorriqueño con su independencia, así como las consecuencias para la sociedad dominicana y caribeña de la dictadura de Ulises Heureaux (Lilís) y de la corrupción de los gobiernos que le sucedieron.
Pepe Mujica el expresidente uruguayo ha estado en el país en esta semana. Sus palabras y sus gestosson como una bocanada de aire fresco en una atmósfera social, económica y política como la nuestra, tan contaminada, con conciencias tan manipuladas;con un liderazgo partidario tan corrompido, con una sociedad tan permisiva y tan amordazada, tan necesitada de un respiro oxigenado de ética y de POLÍTICA, de humanismo, de compromiso militante…
Entre lunes y martes de esta semana Mujica participó en varias actividades: estuvo en la UASD recibiendo el título de Doctor Honoris Causa; visitó la Casa de Gobierno; en el almuerzo del grupo Corripio, en la cámara de senadores y el encuentro abierto, en donde participó una población mayoritariamente joven, en la universidad Pedro Henríquez Ureña.
"No es bonito legalizar la marihuana, pero peor es regalar gente al narco. La única adicción saludable es la del amor".
Entre las principales mensajes y lecciones que deja la visita de Pepe podemos señalar:
Su coherencia ética y política fundamental que comenzó con las condiciones que puso para venir al país: no transportarse en vehículos ni en hoteles de lujo y poder moverse con poca fuerza de seguridad.
La coherencia ética y política necesita vigilancia para no abdicar de los principios y valores. Por eso afirmó categóricamente Mujica: “Hay que vivir como se piensa, de lo contrario termina uno pensando como se vive”.
En cuanto a su conocido estilo de vida simple señaló: “No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje, vivo con lo justo para que las cosas no me roben la libertad". Pues: “Pobres no son los que tienen poco. Son los que quieren mucho. Yo no vivo con pobreza, vivo con austeridad, con renunciamiento. Preciso poco para vivir”.
Mujica valora la simplicidad de vida, porque, “Si tuviera muchas cosas tendría que ocuparme de ellas. La verdadera libertad está en consumir poco”. Y cuando decidió usar para sus gastos personales y familiares solo el 10% de su salario como presidente de Uruguay, afirmó decididamente: “Con ese dinero me alcanza y me tiene que alcanzar. Hay quienes viven con mucho menos”.
En su intervención ante el senado de la República, Mujica sentenció: “El político tiene que aprender a vivir como vive la mayoría de su pueblo, no como la minoría. No debe tener sueldo de lujo y si no le gusta, que no se meta a político”. Y añadió: “La política no es un pasatiempo, no es una profesión para vivir de ella, es una pasión con el sueño de intentar construir un futuro social mejor; a los que les gusta la plata, bien lejos de la política”. Pues: “Deberían dedicarse a otra cosa aquellos políticos que entienden que la política es para hacer plata, porque ella está para servir, no para acumular dinero”.
Sobre las religiones y el Estado afirmó que: “Todas las religiones existen, pero el Estado no debe tener ninguna. Debe ser laico”. Y denunció la nueva religión del mercado: “Ocupamos el templo con el dios Mercado, él nos organiza la economía, la política, los hábitos, la vida y hasta nos financia en cuotas de tarjeta, la apariencia de felicidad”.
Preguntado sobre los motivos por los que durante su mandato como presidente se legalizó en Uruguay el uso de Marihuana señaló: "No es bonito legalizar la marihuana, pero peor es regalar gente al narco. La única adicción saludable es la del amor". Dijo, además: “No podemos perseguir a un muchacho de 18 años por fumarse un cigarro de marihuana. Si lo hago lo alejo de mí y no lo ayudo”.
En cuanto a la legalización del aborto en su país afirmó Mujica: “No me gusta el aborto, el aborto no le gusta ni a quien se lo hace; pero lo legalicé porque se estaban castigando y dejando solas a las mujeres pobres. Las ricas siempre tienen alternativas. Pueden viajar al exterior. En mi país el Estado se hace cargo de las pobres. Intenta apoyarlas para que no se lo hagan, pero, si deciden hacerlo, las acompañamos y está comprobado que esto ha favorecido a las más humildes”.
Sobre el tema del consumismo y la corrupción ligada a éste afirmó Mujica: “Nos han hecho creer que hoy las cosas no duran y nos obligan a cambiar el carro, el teléfono, que cuesta mucho dinero, muy pronto”. Y continuó diciendo: “Si la sociedad tiene en su escala de valores que triunfar es tener plata (dinero), tener una casa bien grande, y a los hijos en un instituto muy caro, estamos expuestos a que se utilice la política como trampolín para lograr esto. De hecho, la corrupción existe porque hay quien la otorga y quien la acepta”.
En su mensaje a la juventud, señaló: “No se dejen robar la juventud de adentro. La de afuera, inevitablemente, se la lleva el tiempo. Pero hay una juventud peleable, territorio adentro, mirándonos hacia nosotros mismos, y está unida a una palabra muy simple y muy pequeña: solidaridad con la condición humana”.
Invitó a la gente joven a buscar los caminos de la verdadera felicidad, pues: “Ser libre es gastar la mayor cantidad de tiempo de nuestra vida en aquello que nos gusta hacer”. Porque: “Vivir mejor no es sólo tener más, sino que es ser más feliz”.
En definitiva la visita de Pepe Mujica ha significado una invitación a la sociedad en general y en particular al liderazgo popular, partidario, de las organizaciones sociales y comunitarias a mantener a la lucha por construir una sociedad más justa, más feliz y solidaria en el territorio isleño y caribeño. Pues tal como sentenció el viejo sabio que nos visitó:“Lo imposible cuesta un poco más, y derrotados son solo aquellos quienes bajan los brazos y se entregan”. Pues, “No se vive de nostalgias, ni de recuerdos, sino de porvenir”.