Pedro Poveda (1874-1936) pedagogo español y educador sin fronteras según la UNESCO, entendió desde muy temprano la necesidad de la articulación sociedad-educación. Es una interrelación imprescindible en su propuesta educativa. Desde ahí, la necesidad de sostener contacto permanente con la realidad, no solo para mirarla, sino para intervenirla y transformarla. El término transformación tiene un uso indiscriminado hoy, presenta un desgaste intenso en nuestro país. La erosión que afecta este vocablo lo provocan personas, grupos y sectores, que le dan un uso instrumental ocultando de esta forma, su empeño en mantener el sistema político-social inamovible.
Efectivamente, en la perspectiva educativa de Poveda, el concepto de transformación adquiere un sentido y un dinamismo diferente. Para este educador, importa la transformación de las personas y de la sociedad, desde las orientaciones inspiradoras del evangelio y desde el rigor de la ciencia. La savia de esta transformación, promueve un talante evangelizador, que recupera el componente político de la fe en cuanto que busca el bien individual y colectivo desde un diálogo fértil entre sociedad-educación.
Pedro Poveda diseña una pedagogía para avanzar hacia la transformación humana y social. En este diseño aparecen vías importantes para concretar sus lineamientos pedagógicos en la práctica, como es la estima y el acercamiento a la ciencia. La ciencia como fuente de un saber que debe estar al servicio de todos. Es por esto, que Poveda en 1936 invita al profesorado de su tiempo, a desear la ciencia, buscar la ciencia, adquirir la ciencia, trabajar por conseguirla y no cansarse nunca ni decir jamás no más ciencia. Además de posibilitar el desarrollo intelectual, la construcción científica ha de movilizar las actitudes de los sujetos de tal modo, que asuman posturas y decisiones a favor de un desarrollo que incluya y alcance a todos.
Esta pedagogía hace que Pedro Poveda se preocupe y se ocupe de promover una formación sólida en las personas y en las colectividades. Impulsa una propuesta formativa que les ofrezca las competencias necesarias para responder a las demandas de los más frágiles de la sociedad y a las que emergen de los tiempos difíciles, del presente y del futuro.
En este marco, la unión de fuerzas constituye también, una de las vías más apreciadas por Pedro Poveda para roturar el camino de la transformación humana y social. Por ello, al dirigirse al profesorado de su época le recuerda, que podría ser un grupo vigoroso, si la solidaridad fuera propiedad suya. Según Poveda, con una actuación de este tipo, podría tener una representación digna en todas partes, le preguntarían, lo consultarían, lo tomarían en cuenta… Su pedagogía no pacta con el individualismo, ni con la mediocridad. Por ello, apela a la coordinación de pensamiento, de intereses, de propósitos, acciones y proyectos.
Otra vía posible, para hacer realidad el diálogo sociedad-educación es el empoderamiento permanente del profesorado. Un poder, vinculado estrechamente a la espiritualidad de encarnación y a un saber científico calificado y actual. Un poder, que amplía y cualifica sus capacidades, para intervenir de forma consciente y con pensamiento crítico, en la mejora de sus contextos de intervención (aula, centro educativo, esfera familiar, organización política, profesional, sindical, grupo religioso, organización comunitaria, sociedad en general, etc.) y de sus propias facultades.
Pedro Poveda no presenta una concepción explicita de poder, pero puede extraerse de su actuación. Es un poder al servicio de la humanización, de la transformación de actitudes, de la visión y de las prácticas de las personas y de la sociedad. Postula una nueva relación entre el saber y el poder, para que las personas se constituyan como sujetos, para que sea creíble la participación social de las personas en los asuntos que les afecta y en el cambio que requiere la sociedad. Es un poder que compromete y desafía.
Para avanzar en esta dirección, Pedro Poveda sostiene que todos debemos tomar parte en esta obra…; a todos debe preocupar la acertada solución del problema; sobre todos pesa la obligación de contribuir con lo que puedan…;… hay en el campo lugar para todos, puesto para cada uno, y esfera de acción donde moverse.