Tercera estancia de PHU en los Estados Unidos (1920-1921)

Pedro vuelve a enseñar en la Universidad de Minnesota en este período. Dicta, en abril de 1921, su conferencia «Relaciones de Estados Unidos y el Caribe», en inglés, ante el Club de Relaciones Internacionales de la Universidad de Minnesota, y en la misma critica la política expansionista de los Estados Unidos hacia los pueblos de la América hispánica. Se refiere a la Doctrina Monroe:

El Mar Caribe es el punto principal de aplicación de la Doctrina Monroe. […] Ninguna nación tiene derecho a pretender civilizar a otra. ¿Estamos seguros de que hay grados de civilización? ¿o son tipos, clases de civilización? […] ¿Pero están civilizados todos los Estados de la Unión? Si se pretende civilizar a Haití ¿por qué no civilizar el Estado de Georgia? Y ¿quién decide cuál país es civilizado y cuál no? Sólo la fuerza lo decide, hasta ahora. No hay, pues, derecho para querer civilizar a otras naciones. Pero suponiendo que hubiera civilizaciones superiores, y que ésta fuera una de ellas, ¿por qué no convendría (a Santo Domingo, a Haití, a Cuba) ser colonias norteamericanas? Primero, porque una colonia norteamericana debe ser un fracaso: véase el caso de Puerto Rico. […] Y luego una colonia es, como dije antes, una cosa sin alma, sin alma propia: sus modelos los recibe de la metrópoli. Los que no hayan vivido en un pequeño país independiente no conocen el sentimiento que existe en ellos de estar elaborando su propia vida, creando su propio tipo y modo de ser, creando constantemente. Cada nación pequeña tiene alma propia y lo siente.36

La Doctrina Monroe se resume en una frase: «América para los americanos».

Al final de su brillante y valiente conferencia el humanista dominicano declara: «El ideal de la civilización no es la unificación completa de todos los hombres y todos los países, sino la conservación de todas las diferencias dentro de una armonía».

Durante este tiempo concentra su atención en los problemas referidos a las relaciones entre los Estados Unidos y los pueblos hispanoamericanos, especialmente en los vinculados a su país. Pero ya no se siente bien en Minnesota debido al clima en esa parte del territorio estadounidense: «el invierno no me conviene», le dice Pedro a Alfonso Reyes en una carta muy conocida datada el 19 de junio de 1921. En la misma, que inicia utilizando la expresión «Otra vez, incansable peregrino…», le informa a su entrañable amigo:

Durante el invierno pasado decidí salir de Minnesota; el invierno no me conviene. Me habría ido a climas de inviernos más benignos e hice averiguaciones sobre puestos en Philadelphia, New Haven y Baltimore; pero nada encontré. […] Al fin […] tuve que escoger entre la revista de Salomón de la Selva en Nueva York y la oferta inesperada de Pepe Vasconcelos en México. Cancelé la primera en vista de la segunda. […] Pero no por eso creas que sé lo que voy a hacer en México.37

Pedro Henríquez Ureña en 1922

Segunda estancia de PHU en México (1921-1924)

A finales del año 1921 Pedro Henríquez Ureña presenta su renuncia en la Universidad de Minnesota al ser llamado por el rector de la Universidad Nacional de México, su amigo ateneísta José Vasconcelos, para colaborar en el proceso de reforma educativo-cultural iniciado en el gobierno presidido por Álvaro Obregón. Viaja a México en el mes de noviembre de 1921. Vasconcelos, que luego sería Secretario de Educación Pública de México, lo designa en los siguientes puestos: catedrático en la Escuela Preparatoria,  director de la Escuela de Verano y director del Departamento de Intercambio Universitario. 

Alfonso Reyes, amigo entrañable de Pedro Henríquez Ureña.

Henríquez Ureña promueve la creación de la Escuela de Altos Estudios, de la que habría de ser catedrático, y participa en el I Congreso Internacional de Estudiantes en representación de República Dominicana por escogencia de la Liga Nacional de Estudiantes de Santo Domingo «para que no faltara —dice Pedro— quien recordase la suerte injusta de Santo Domingo y en particular la suerte de sus escuelas, cerradas muchas de ellas por venganza mezquina del invasor contra la protesta popular ante exigencias de Walt Street».38

Durante esta segunda estancia en México Pedro publica, en 1922, una de sus obras de mayor relevancia: En la orilla. Mi España.39 Citamos dos frases luminosas extraídas de esa obra:

  • Espíritu / Libertad / Civilización. Sólo el espíritu, echando luz constantemente sobre las cosas, puede darnos la verdadera libertad; sólo la civilización perfecta crea la perfecta sencillez. 40
  • Hombre. Naturalmente, instintivamente, el hombre prefiere la luz a las sombras, el espacio abierto a las prisiones […].41

En 1922 Pedro viaja a Buenos Aires (Argentina) formando parte de una comitiva mexicana presidida precisamente por  José Vasconcelos, representando a México en los actos de toma del mando del nuevo presidente argentino Marcelo Torcuato de Alvear. Visita por primera vez  la Universidad de La Plata, donde dicta, el 14 de noviembre, su célebre conferencia «La utopía de América»,42 publicada en volumen en La Plata en 1925. ¿Qué dice Pedro en esa magistral conferencia?

  • Aprender. […] aprender no es sólo aprender a conocer sino igualmente aprender a hacer.43
  • Cultura. No debe haber alta cultura, porque será falsa y efímera, donde no haya cultura popular.44
  • José Vasconcelos, rector de la Universidad Nacional de México en 1921.

En 1923 Pedro decide formar familia y el  23 de junio de ese año se casa con la mexicana Isabel Lombardo Toledano. Padrino y madrina de la misma fueron el destacado intelectual mexicano Antonio Caso y su queridísima tía materna Ramona Ureña Díaz, a quien mandó a buscar para esa especial ocasión. De esa unión nacerían Natacha (1924-1998), en México, y Sonia Henríquez Lombardo (1926-), en La Plata, Argentina. La primera falleció  en México el 26 de julio de 1998 y la segunda reside actualmente en Buenos Aires y nos honra con su amistad.

Debido a conflictos y diferencias con José Vasconcelos, perdió sus puestos en la Universidad Nacional, trasladándose al Estado de Puebla, cuyo gobernador lo era en ese momento su cuñado Vicente Lombardo Toledano, líder de la izquierda mexicana, quien lo nombró, por poco tiempo, director de educación de Puebla. Agobiado por las precariedades económicas y presionado por la inestabilidad político-militar reinante en ese Estado, decidió emigrar  a la Argentina.

Isabel Lombardo de Henríquez, mexicana con la que Pedro Henríquez contrae matrimonio en 1923.

José Luis Martínez, en el prólogo a la edición del volumen Estudios mexicanos45 dice: «Pedro Henríquez Ureña, el maestro dominicano […], contribuyó con generosidad y lucidez a la formación de la cultura moderna de México…».

NOTAS:

36 Publicada en El Heraldo de la Raza (México),  I (9): 15 de mayo de 1922. Reproducida en: Pedro Henríquez Ureña. Obras completas. Compilador: Juan Jacobo de Lara. Santo Domingo: Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), 1978. Tomo V (1921-1925). Pp. 46-47.

37 Pedro Henríquez Ureña. Obras completas. Compilador: Juan Jacobo de Lara. Santo Domingo: Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), 1978. Tomo V (1921-1925). Pp. 288-289.

38 Ver: Pedro Henríquez Ureña. La utopía de América. Prólogo: Rafael Gutiérrez Girardot; compilación y cronología: Ángel Rama y Rafael Gutiérrez Girardot. Caracas (Venezuela): Biblioteca Ayacucho, 1989. Pp. 486-487. (Col. Biblioteca Ayacucho; 37).

39 Pedro Henríquez Ureña. En la orilla. Mi España. México: Tipografía Cultura, 1922.

40 Ideario, p. 36.

41 Ibidem, p. 46.

42 Pedro Henríquez Ureña. La utopía de América. La Plata (Argentina): Ediciones de Estudiantina, 1925. Incluye: «La utopía de América» y «Patria de la justicia».

43 Ideario, p. 19.

44 Ibidem, p. 29.

45 Pedro Henríquez Ureña. Estudios mexicanos. Edición de: José Luis Martínez. México: Fondo de Cultura Económica, 2004. P. 11. (Edición Conmemorativa 70 Aniversario).

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