“Quisqueyanos valientes, alcemos nuestro canto con viva emoción. Y del mundo a la faz, ostentemos nuestro invicto glorioso pendón…”. (Con ese hermoso canto, convoco a todos hoy, bajo el sol y sus sombras, en la brisa y sus alas, en todas las montañas y las calles meridianas, a mujeres y hombres, ancianos y muchachos, a dar un solo grito abierto o callado: ¡Viva la República Dominicana!, igual que aquel día 28, cuando 42 mil marines invasores y sus cómplices traidores no pudieron doblegar la voluntad patriótica del pueblo de la Revolución de Abril, nuestra gran gesta patriótica del Siglo Veinte).