El mes de julio que finaliza hoy está dedicado a los padres. En este período ellos son los actores. Es una fiesta tradicional cuya celebración tiene un tono más discreto que el Día de las Madres. Pero esto no elimina la acción del comercio como un actor relevante que pretende vincular la dimensión afectiva de la fiesta con las actividades comerciales. Se emplean todas las estrategias posibles para que las familias compren lo mejor para los padres. A pesar de la publicidad comercial, esta fiesta mantiene un bajo perfil en República Dominicana. Este hecho no invalida la existencia de experiencias de paternidad corresponsable que fortalecen la vida familiar y el tejido social. La paternidad corresponsable evidencia buenas prácticas en muchas familias, lo que tiene un valor singular al poner de manifiesto el trabajo compartido del hombre y de la mujer en esta función. Es una tarea que compete a los dos desde la ayuda mutua y el diálogo conjunto.
En una Mesa de Diálogo celebrada recientemente en torno a la Paternidad corresponsable en el Instituto Superior de Estudios Educativos Pedro Poveda, pudimos subrayar la multiplicidad de valores que implica este tipo de paternidad y las buenas prácticas que supone. A su vez, estas buenas prácticas, sencillas y cotidianas, marcan las relaciones de los miembros de las familias. En este contexto, los participantes en la Mesa de Diálogo comunicaron cómo su vida ha cambiado a partir de la experiencia de paternidad corresponsable. Los hechos compartidos nos parecen significativos y pueden edificar a otros hombres que todavía conciben la paternidad como una construcción individual desconectada de la vida cotidiana del hogar. Los participantes en la Mesa -padres, hijos y esposas- pusieron de manifiesto algunas de las buenas prácticas que más les han ayudado en los procesos de construcción de una paternidad corresponsable y de una vida familiar consistente. Estas buenas prácticas tienen que ver con la comunicación, la organización, la participación en las tareas del hogar y el seguimiento compartido a los procesos y acontecimientos familiares.
Asimismo, los participantes en la Mesa de Diálogo aseguran que una de las buenas prácticas más influyentes en su experiencia de paternidad corresponsable ha sido la comunicación entre los miembros de su familia, una comunicación horizontal y permanente. Las agendas ocultas no han estado presentes en su vivencia familiar. Esto le ha permitido una relación más directa y el desarrollo de una confianza básica con los hijos y con la esposa. Esta apertura comunicativa le ha permitido, también, un mayor conocimiento de lo que sienten y de lo que necesitan los hijos y la compañera de hogar. Este conocimiento contribuye a una valoración de los esfuerzos que realizan los padres y a una comprensión mayor de la realidad que viven los demás miembros de la familia.
Otra de las buenas prácticas destacadas se relaciona con la organización familiar. En la Mesa de Diálogo se reafirmó la importancia de la organización. Este proceso demanda un trabajo articulado entre todos los miembros de la familia, especialmente del padre y de la madre. Se precisa de una organización que parta de acuerdos conjuntos y que favorezca decisiones compartidas. La organización es un proceso complejo y, por esta complejidad, a veces genera conflictos. La paternidad corresponsable contribuye a que los conflictos se resuelvan con un diálogo franco y una escucha respetuosa. Para los participantes en la Mesa, la organización familiar requiere disciplina. En un momento esta disciplina se asume como algo pesado; pero al final marca positivamente la vida de los miembros del hogar y les ayuda en su etapa de personas adultas.
De otra parte, la participación activa del padre en las tareas del hogar es una buena práctica. Esta participación lo involucra en tareas que están consideradas como específicas de la mujer por una distorsión en la educación familiar. Estos padres han fortalecido la vivencia de su paternidad involucrándose de forma dinámica en el desarrollo de tareas del hogar, como lavar, cocinar; tender y doblar ropa; asear y vestir los niños, organizar la casa, hacer la compra en el supermercado, etc. Este tipo de participación fortalece su cercanía con los miembros del hogar y le aporta un conocimiento más amplio de los compromisos de la casa. Ninguna de las acciones realizadas en el hogar ha disminuido el desarrollo intelectual de estos padres ni les ha generado dificultades en sus responsabilidades laborales. Según ellos, han tenido dificultades con amigos y compañeros que tienen una concepción diferente de la paternidad corresponsable. Por su parte, los componentes de la Mesa de Diálogo admiten la diversidad de concepciones y experiencias, pero sostienen que su posición respecto de este tema tiene validez y sentido.
Por último, el seguimiento compartido a los procesos y acontecimientos familiares es otra de las buenas prácticas que los miembros de la Mesa de Diálogo consideran fundamental en la experiencia de una paternidad corresponsable. Los procesos más relevantes, desde su punto de vista, se vinculan con el acompañamiento cercano en el desarrollo y crecimiento de los hijos. Agradecen la vivencia que implica observar los cambios que experimentan sus hijos; valoran la satisfacción que les producen los momentos felices; y reconocen los esfuerzos que demandan los momentos duros que se les presentan en el hogar. El apoyo mutuo entre el padre y la madre es prioritario para que el acompañamiento sea armónico y educativo. Los que conforman la Mesa de Diálogo tienen la certeza de que el seguimiento a los procesos familiares no se agota en la experiencia de los hijos, pero asumen que los mismos necesitan una orientación coordinada y sistemática del padre y de la madre.
Los acontecimientos familiares, como nacimientos, celebraciones, enfermedades, etc., requieren atención compartida también. Estos momentos no son privativos de la madre. Comprometen a los padres y requieren pactos familiares que garanticen la sostenibilidad del hogar. Los padres participantes en la Mesa sobre Paternidad corresponsable celebran con júbilo los logros alcanzados. Están conscientes de los nuevos desafíos que estas buenas prácticas les presentan en la actualidad.