De diversas maneras, varios dirigentes del PLD han dicho que el proyecto de poder de ese partido deberá durar décadas. Leonel Fernández pone fecha: el 2044, vale decir 30 años más, que sumados a  los 12 años que él tuvo en ejercicio y los 4 de Medina, totalizan 45: más de dos generaciones. Es lógico que un proyecto de poder que se fije casi medio siglo de reinado tienda al control cuasi absoluto de las superestructuras jurídico/políticas del Estado, a través de un partido y pensamiento únicos.

La integración de esas superestructuras con sus parciales, la creación de una estructura mediática, colocando a centenares de comunicadores en los principales medios de comunicación; la integración de profesionales, intelectuales, investigadores y propagadores de ideas y concepciones del pensamiento social esencialmente conservadoras, en instituciones con rango de universidad, la compra/destrucción del principal partido que le era opositor, además de las fortunas acumuladas por ese grupo, son indicadores del referido designio.

Polemizando, el destacado jurista Flavio Darío Espinal decía recientemente que la clave "para determinar si un país tiene un sistema de partido único es si existen obstáculos estructurales, institucionales o de otro tipo que impidan la alternabilidad en el poder entre partidos políticos distintos". Podría intuirse que para él esos "obstáculos estructurales o institucionales" estarían establecidos por ley, en ese sentido tendría razón, pero existen impedimentos institucionales "de otro tipo" que sí determinan que de hecho, aunque no de derecho, el sistema político dominicano discurra  articulado en un partido único.

La institucionalización de un régimen no descansa únicamente en la ley, sino también en prácticas no formalmente legales pero sí instituidas por los usos y costumbres. La estructura clientelar basada en las nominillas, en la impunidad (compra de jueces y de sentencias de todo tipo), los subsidios, la compra de lealtades estructuradas en partidos/sucursales (como el PRD de Vargas y su banda) de conjurados intolerantes e informales dentro del propio partido (como la llamada OTAN) y el aprovechamiento de las instituciones del Estado para formar en el exterior a los hijos de la nomenklatura, etc. constituyen las bases de un poder único y proyectado para mucho tiempo.

Aún más, son recurrentes las acciones del TSE, de la JCE y la Judicatura claramente negadoras de derechos y del Derecho para favorecer a parciales del PLD y a miembros de esta colectividad. Un uso abusivo de las superestructuras jurídicas para consolidar el poder. ¿Que eso se da en algunos sistemas de partidos realmente competitivos? es posible, pero aquí esa práctica se ha institucionalizado. En esencia, lo que determina la existencia de un sistema de partido único es que de hecho los mecanismos de alternancia sean impracticables, existan o no otros partidos.

En esta época, los proyectos de partido único tienen grandes dificultades para durar muchos años. No creo que el PLD mantendrá su dominio por casi medio siglo, pero si cada sector de la oposición persiste en crear su propia Convergencia, Mesa, Bloque, Polo, etc. para competir en las próximas elecciones, aquel partido tendrá amplias posibilidades de recorrer por lo menos la mitad del camino que se propone, a pesar de sus dificultades.

A pesar de las diferencias internas, de la oposición de Temistocles a los tenebrosos vientos que auguran un retorno de Leonel, de los "traidores y mentirosos" del Comité Político que denuncia el diputado del Congreso de Trujillo, Euclides, de un gobierno que no ha hecho cambio sustantivos, que no crea empleos que producen riqueza y que mantiene en la miseria a vastos sectores de la población y sostenida bancarrota a los pequeños y medianos productores.

Si la oposición persiste en sus errores, en no  producir un proyecto de sociedad colectivamente creado en un proceso de unidad, creíble y basado en ideas coherentes y no en las manidas generalidades, el PLD podría durar más de la mitad del tiempo que pretende durar dominando para enriquecer a sus dirigentes y para que Leonel y Danilo se alternen en el poder hasta la náusea. Caminando con un partido que ha establecido una sistema político que, de hecho, es un sistema de partido único.

Una desgracia.  Lamentablemente.