La tradición en dominicana fue por largo tiempo el que los resultados de un torneo electoral se tenían por conocidos finalmente, meses después de haber ocurrido el proceso de votación. El sistema electoral era un trauma, era inseguro, poco creíble y con deficiente organización.
Los años han efectivizado el sistema, les han imprimido celeridad en la oferta de los resultados y ciertos créditos a los procesos de elecciones y sus resultados, claro está, si es que usted no deja de ser parte de la Junta Central Electoral y su principal defensor, y pasa a ser parte de una corriente política perdedora en unas elecciones, pues en ese caso, verá y promoverá el renacimiento del fantasma del fraude que usted mismo había afirmado que era cosa del pasado, así que como se aprecia, todo seguirá siendo según el color del cristal con que se mira. Esto, todo, absolutamente todo, es asunto de intereses, no de verdades ni amor por las instituciones o el pueblo, el maleado discurso de quienes quieren ostentar poder.
En días pasados celebramos por vez primera y al amparo de la novedosa ley de partidos políticos, unas primarias simultáneas de las dos organizaciones políticas más importantes de las últimas décadas, de las que, en una de las parcelas que terciaron en la contienda no hubo ningún reclamo sobre el resultado de las elecciones, en tanto que en la otra, que tuvo zigzagueos e intermitencia en el encabezado de los resultados, hubo una denuncia de fraude del sector perdedor. El vaso justo a la mitad, medio lleno para unos, medio vacío para otros. Más, si asumimos las matemáticas como fórmula analítica, podríamos afirmar que acertado en un setenta y cinco por ciento, pues tres cuartas partes de los participes dieron como buenos los resultados, aunque aún este porcentaje resulte insuficiente.
En los clamores de fraude se señalaron varios tipos y varios culpables, como por ejemplo el que se trató de un ciberfraude con base en un algoritmo instalado por unos hackers rusos, que un día después se singularizó, se nacionalizó y se le dio por una única vez denominación, Jochy Gómez, para más luego arrepentirse y afirmar que fueron unos hindúes, y todo ello sin el aporte de un solo medio de prueba; simples, matizadas y teatralizadas enunciaciones.
Dentro de las afirmaciones que se sirvieron, se daba cuenta de que la entidad “apartidista” Participación Ciudadana era testigo de indelicadezas en el proceso de elecciones, a lo que salió rápidamente al frente esa organización, afirmando haber sido sacada de contexto y por ende negando dichas afirmaciones.
El fraude fue la excusa-causa para producir una escisión en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), actualmente en el poder, y la parte en éxodo y perdedora de las elecciones internas fraguó desde su escisión un pacto con el principal partido de la oposición, el Revolucionario Moderno (PRM). Algunos se atreven a jurar que el pacto se signó desde mucho antes.
Hasta que no afloró dicho pacto, la entidad “apartidista” Participación Ciudadana había estado en silencio. Los resultados finales oficiales de las primarias fueron dados a conocer hace semanas por la Junta Central Electoral, y de forma inexplicable,  concretado el acuerdo, dicha entidad sancionaba como “ilegítimos” los resultados de esas elecciones, lo que haría de los ganadores de la misma, Luis Abinader y Gonzalo Castillo, elegidos ilegítimos del torneo comicial. Gracias a Dios por la simultaneidad de ambas primarias, porque si no…
Sin dudas que no existe ninguna explicación lógica para el retardo por parte de PC, mucho menos para la contradicción, y nada justifica el mentís de ayer al líder tránsfuga, con respecto al espaldarazo de hoy por su condición de neo-opositor.
Participación Ciudadana actuó conforme a la odiosa tradición-regla que obligó a su surgimiento, ofertando unos resultados tardíos y cansados, pero muy oportuno como apoyo publicitario y justificativo a uno de los lados en contienda, parte del lastre del viejo “sistema parcial” hoy sustituido, pero peor aún, ofertando resultados contrarios a sus propios adelantos de lo que fueron las primarias.
Y de repente ahora, suponemos, que los jueces de la JCE volverán a estar al margen de la seriedad otorgada como desagravio.
Todo esto hace recordar al presentador del certamen Miss Universo, que nombró como ganadora a una finalista para luego contradecirse aduciendo un error, y llamando a coronar a otra. Strike Tres, cayó el out 27, fin del juego.