¡Qué tierno!: “Aquí no mandan los organismos internacionales, aquí manda la República Dominicana. Que se metan en sus países a mandar y a corregir lo que está mal allá. No acepto que nadie venga aquí a disponer nada”. ¡Qué ecuánime!: “Ningún país, ni Estados Unidos, ni Francia, ni nadie; aquí mandamos nosotros”. ¡Qué mansa oveja del Pastor!: “Aquí lo que hay es un montón de sinvergüenzas que están acostumbrados a hacer lo que quieran”. ¡Qué justo y, sobre todo, humano!: “Son unos canallas de fuera” (quienes demandamos que 200 mil dominicanos no sean convertidos en apátridas).